Por Du Yifei
Wu Tianyi, de 86 años, es miembro de la Academia de Ingeniería de China y ex investigador del Hospital Especializado en Enfermedades Cardiovasculares y Cerebrovasculares de la Provincia de Qinghai.
Como pionero de la fisiología de la hipoxia y la medicina de gran altitud, Wu ha trabajado en mesetas durante más de seis décadas. Colaboró en las normas internacionales sobre la prevención y el tratamiento del mal de altura, inició estudios sobre la adaptación de los tibetanos a la gran altitud y diagnosticó y trató a más de 10.000 pacientes tibetanos. Los residentes locales lo conocen como el "médico a caballo".
Respondiendo al llamado de la nación para construir la meseta Qinghai-Tíbet, Wu llegó a trabajar a Qinghai en 1958. Allí vio a muchos constructores enfermarse, e incluso sacrificar sus vidas debido a la anoxia y a la baja presión. En ese entonces, la medicina de la gran altitud todavía era un área que nadie en China había profundizado. Wu decidió dedicarse a ese campo específico.
Para encontrar la causa del mal de altura y obtener información más confiable, Wu realizó excursiones a lugares remotos de altitudes extremadamente altas. En ese momento, la infraestructura de transporte en la meseta Qinghai-Tíbet todavía era pobre, por lo que él y sus colegas tuvieron que montar a caballo y hacer que los yaks cargaran instrumentos y dispositivos de investigación. Luchando con el estrés de la altitud, Wu dormía en tiendas de campaña y vivía con pan congelado y derretía la nieve para tomar agua. Durante las últimas décadas, Wu ha dejado su huella en la mayoría de las áreas de gran altitud de las provincias de Qinghai, Gansu y Sichuan, así como en las regiones autónomas de Tíbet y Xinjiang Uygur. Su trabajo de campo ha permitido recopilar millones de datos científicos, sentando una sólida base para el estudio de la medicina a gran altura.
A diferencia de los estudios médicos generales, la medicina a gran altura lleva a los investigadores a tener que vivir en ambientes naturales más duros. Durante sus incursiones, Wu ha sufrido 14 fracturas óseas. Una vez, cuatro de sus costillas se rompieron y una de ellas casi le perfora el corazón. Sin embargo, él siempre admite que la dedicación es fundamental para el estudio de la medicina a gran altura.
A principios de la década de 1990, Wu diseñó la cámara hipobárica-hiperbárica integral más grande de China, capaz de simular una presión que oscilaba entre los 12.000 metros sobre el nivel del mar y los 30 metros bajo el nivel del mar. Este dispositivo ha jugado un papel vital en el estudio de la medicina a gran altura.
Después de realizar experimentos con animales, Wu se ofreció como voluntario para ser el primer humano que entraba en la cámara.
"Lo diseñé, y debo ser el primero en probarlo", admitió en ese momento. Debido a la falta de experiencia operativa, el operador de la cámara la descomprimió demasiado rápido, lo que lo llevó a sufrir un dolor de cabeza muy agudo y la ruptura del tímpano. Aun así, después de que se recuperó Wu continuó el experimento. A partir de ese momento, su capacidad auditiva se vio muy afectada.
Más tarde, los resultados de su experimento se aplicaron masivamente. Durante la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet, que cuenta con la elevación más alta del mundo, Wu realizó una serie de planes de prevención y tratamiento para el mal de altura, ya que los constructores deben mantener una alta intensidad de trabajo a una altitud de más de 4.500 metros. Bajo su sugerencia, se construyeron 17 estaciones de generación de oxígeno y 25 cámaras hiperbáricas a lo largo de la ruta de construcción, que rescató con éxito a casi todos los que fueron golpeados por mal de altura agudos, incluidos el encefaledema y el neumonedema. Ninguna muerte se produjo debido al mal de altura entre los 140.000 constructores ferroviarios. Ese fue todo un milagro que le valió a Wu la condición de "guardián de la vida".
Hoy en día, Wu tiene ochenta años y todavía trabaja en la región de la meseta, incluso con un marcapasos cardíaco a cuestas. Cada vez que alguien quiero convencerlo para que se retire, Wu se negaba y afirma que cuidar la vida en la meseta Qinghai-Tíbet es su razón de ser como médico.
![]()  | 
Wu Tianyi (a la izquierda) atiende a una paciente de un grupo étnico minoritario. (Foto de archivo)
Zhang en la escuela. (Foto: Yunnan Daily)
Un turista visita el lago salado de Qairhan en la provincia de Qinghai, noroeste de China, el 8 de julio de 2021. [Foto / Xinhua]
Huang Dafa realiza patrullas regulares alrededor del canal construido bajo su liderazgo. En 2003, el funcionario de la aldea se jubiló y, sin embargo, sigue haciendo del control y la limpieza del canal parte de su rutina diaria. (Foto de Luo Xinghan / Pueblo en Línea)

Shi Guangyin, una persona ejemplar que lidera los esfuerzos de forestación y lucha contra la desertificación en la provincia de Shaanxi, en el noroeste de China, revisa los pinos silvestres en un bosque refugio. (Foto de archivo)
Rescatistas mueven una ballena cabeza de melón antes de devolverla al océano en Taizhou, provincia de Zhejiang, 7 de julio del 2021. [Foto: Pan Kanjun/ China Daily]
Un gato del desierto fotografiado en el Parque Nacional de la Montaña Qilian en Qinghai. (Foto de Song Dazhao)
Vista aérea de los arrozales de Helan, región autónoma de Ningxia Hui. [Foto: Hai Kun/China Daily]