He Yin, Diario del Pueblo
China ha pedido una distribución equitativa de las vacunas contra la COVID-19 en todo el mundo y ha destacado la importancia de mejorar la accesibilidad, la asequibilidad y la producción de dichas vacunas en los países en vías de desarrollo, incluidos los países menos desarrollados, para salvar vidas y poner fin a la pandemia lo antes posible.
China hizo el llamamiento durante un diálogo reciente sobre COVID-19 en nombre de 63 países ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La propuesta de China representa la aspiración común de la sociedad internacional, especialmente los países en vías de desarrollo, y demuestra plenamente la responsabilidad del gran país a la hora de salvaguardar el derecho a la vida y la salud de las personas en todo el mundo.
El derecho a la vida y la salud es un derecho fundamental de todo ser humano. Es lo que garantiza que las personas vivan una vida digna. La repentina pandemia de COVID-19 ha planteado graves amenazas al derecho a la vida y la salud de las personas en todo el mundo, y cómo proteger este derecho de las personas en medio de la pandemia está poniendo a prueba el valor de las filosofías y prácticas de la humanidad sobre la protección de los derechos de todos los países.
Los esfuerzos mundiales en la lucha contra la pandemia del año pasado demostraron que solo si se da prioridad a la vida y la salud de las personas, los países pueden salvaguardar eficazmente su derecho a la vida y la salud.
Desde el estallido de la pandemia, China siempre ha defendido un enfoque centrado en las personas para salvaguardar el derecho de las personas a la vida y la salud, y ha hecho todo lo posible para mantener las infecciones y la mortalidad al nivel más bajo posible. Además, el país ha tratado a los pacientes y ha salvado vidas de manera imparcial.
Desde el cierre de Wuhan, que en el pasado fue el epicentro de la enfermedad con más de 10 millones de habitantes, y el lanzamiento de la operación de asistencia médica más grande desde la fundación de la República Popular China, hasta hacer todo lo posible para tratar a todos y cada uno de los pacientes e inocular 1.380 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, China ha explicado profundamente su noble ideal de poner a su gente por encima de todo.
"Si tuviera COVID-19, quiero que me traten en China". Las declaraciones de Bruce Aylward, asesor principal del director general de la OMS, son un poderoso respaldo a los esfuerzos de China para salvaguardar el derecho de las personas a la vida y la salud.
La prevención de una pandemia es una batalla que involucra a todos los seres humanos. Para salvaguardar la salud de la humanidad, China está impulsando firmemente la cooperación internacional en la lucha contra la enfermedad y uniendo esfuerzos con todas las partes interesadas para construir una comunidad mundial de salud para todos. El país notificó oportunamente a la comunidad internacional la aparición del nuevo coronavirus, y compartió sin reservas su experiencia a la hora de contener la propagación del virus y tratar a los infectados. Hasta abril de este año, China ha enviado 37 equipos de expertos médicos a 34 países y ha proporcionado o está proporcionando asistencia antipandémica a 151 países y 14 organizaciones internacionales. Hasta mediados de junio, el país había proporcionado más de 290.000 millones de mascarillas, 3.500 millones de trajes protectores y 4.500 millones de kits de prueba al mundo. Hasta ahora, el país ha donado y exportado más de 500 millones de dosis y solución con principio activo de vacunas a la sociedad internacional. Los dispositivos médicos, las vacunas y las tecnologías que ofrece China han salvado numerosas vidas y se consideran asistencia oportuna.
El enfoque centrado en las personas en la protección de los derechos humanos del Partido Comunista de China (PCCh) se explica bien observando los esfuerzos de China para proteger el derecho de las personas a la vida y la salud en medio de la epidemia de COVID-19. El PCCh siempre ha mantenido la naturaleza sin ánimos de lucro de la atención médica y ha mejorado constantemente su protección sobre el derecho a la vida y la salud. Desde 2012, el Comité Central del PCCh, con el presidente Xi Jinping como núcleo, ha dado prioridad estratégica a mejorar la salud de la gente, ha afirmado que una prosperidad para todos es imposible sin salud para todos y ha tomado una decisión importante para implementar la iniciativa “China Saludable”.
En 2019, la esperanza de vida promedio de los residentes chinos aumentó a 77,3 años, y sus principales indicadores de salud fueron en general más altos que el nivel promedio de los países de ingresos medios y altos.
Recientemente, la OMS otorgó a China la certificación “libre de malaria”, lo que marca otro hito en su desarrollo sanitario. La OMS lo calificó como "una hazaña notable", y dijo que el éxito se obtuvo tras un gran esfuerzo y se produjo tras décadas de acción dirigida y sostenida.
Nuestra lucha contra la pandemia de COVID-19 aún continúa, y la vida y la dignidad de cada uno de nosotros debe estar bien protegida. China seguirá trabajando con el resto del mundo y promoverá firmemente la cooperación antipandémica, a fin de construir conjuntamente una comunidad mundial de salud para todos y salvaguardar el futuro de la humanidad.