Como el "principal país del mundo en fracasar en la lucha contra la epidemia", Estados Unidos ha registrado la mayor cantidad de casos confirmados, de muertes y de puntos sospechosos en el progreso de la pandemia COVID-19, por lo que debería convertirse en el foco de la investigación mundial sobre la trazabilidad del virus en la próxima etapa.
Investigadores del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos concluyeron en su informe "Enfermedades Infecciosas Clínicas" el 15 de junio que cinco estados de Estados Unidos habían registrado casos de infección antes del anuncio oficial del primer caso confirmado de nuevo coronavirus, lo que indica que dicho virus ya se propagaba por EE.UU en diciembre de 2019. Los investigadores de esta institución realizaron pruebas y análisis de anticuerpos COVID-19 en 24.079 muestras de sangre recolectadas de 50 estados de Estados Unidos del 2 de enero al 18 de marzo de 2020. Los resultados reflejaron que nueve muestras dieron positivo en anticuerpos, de las cuales siete eran de Illinois, Massachusetts, Wisconsin, Pensilvania y Mississippi, antes del primer caso confirmado anunciado oficialmente por estos cinco estados.
Hoy en día, existen muchas dudas en torno al cierre del laboratorio biológico en Fort Detrick (la sede del Instituto de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU), la base de armas biológicas y químicas más grande del país. The New York Times citó una declaración del Instituto de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU en agosto de 2019, que indica que como "no existe un sistema perfecto" para purificar las aguas residuales de su laboratorio de más alto nivel, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU solicitaron al Instituto de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU en Fort Detrick que detuviera sus investigaciones y sus proyectos registrados en el "Programa Federal de Agentes Biológicos Específicos". El informe señala que los estudios de laboratorio suspendidos involucraban a ciertas bacterias que han sido identificadas por el gobierno como "una seria amenaza para el público, la salud animal y vegetal, o productos animales y vegetales".
En el mismo mes, comenzaron a aparecer enfermedades respiratorias inexplicables en el norte de Virginia y un brote a gran escala de "neumonía por cigarrillo electrónico" en Wisconsin. En julio de 2019, las noticias de ABC mostraron que estalló una enfermedad respiratoria inexplicable en una comunidad de jubilados en Virginia. 54 personas tuvieron fiebre, tos y debilidad general, y dos de ellas murieron. En septiembre, Maryland, donde se encuentra Fort Detrick, informó que el número de pacientes con la "enfermedad del cigarrillo electrónico" se había duplicado. Steve Sheen, un académico que estudia seguridad internacional en la Universidad de Maryland, dijo recientemente que debido a que la institución se ha dedicado a la investigación de bacterias peligrosas durante mucho tiempo, ha intentado convertir algunas de estas bacterias en armas de guerra biológica. Por lo tanto, la sospecha sobre Fort Detrick tiene una cierta base lógica.
Después del estallido de la epidemia en Estados Unidos a gran escala, un grupo de políticos estadounidenses rápidamente echó la culpa a China, lo que muestra el propósito de buscar un chivo expiatorio. Medios de comunicación como Fox en Estados Unidos difundieron de manera abrumadora las teorías de la conspiración sobre el origen del virus. Algunos políticos también se han convertido en "científicos", destripando y afirmando plausiblemente tener la evidencia de la teoría de "la fuga de laboratorio" de China frente a una cámara.
Estos políticos que predicaron teorías de la conspiración obviamente han sido golpeados en la cara con frecuencia por los hechos. Los comentarios impactantes y horribles que han hecho en los últimos años son suficientes para refrescar la memoria al mundo sobre los estándares morales de los políticos estadounidenses. Este grupo de personas afirma que COVID-19 es solo una "gripe fuerte" y que se puede trabajar con normalidad después contraer el virus. Este grupo de personas se niega a usar mascarilla mientras que la epidemia se propaga y afirma que una inyección de desinfectante puede tratar el nuevo coronavirus. La teoría de la conspiración del fraude electoral se difundió tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y fue este grupo de personas el que alentó a los partidarios a crear caos en el Capitolio. El mundo tiene su propia arbitrariedad sobre lo creíble que pueden ser los comentarios y teorías de EE.UU.
Inicialmente, se creía que la pandemia de gripe que se produjo hace más de 100 años provenía de España, pero finalmente se ha podido demostrar que su inicio fue en el estado de Kansas en Estados Unidos. Sea en la historia o en la realidad, si lo vemos desde la perspectiva de la racionalidad científica o el sentido común, en la siguiente etapa, Estados Unidos debería ser precisamente el país que aceptase una investigación sobre la trazabilidad del nuevo coronavirus.
(Web editor: 吴思萱, 周雨)