(Dibujos animados de Lu Lingxing)
La exacerbación de la pandemia de COVID-19 y la aparición de múltiples variantes de virus en todo el mundo han generado incertidumbres en la respuesta antivirus global. En este contexto, Estados Unidos ha seguido actuando de manera indiferente e irresponsable al politizar el virus, proyectando una larga sombra sobre la comunidad científica mundial.
Haciendo todo lo posible para echar la culpa a China, Estados Unidos ha persistido en su campaña de tipo “terrorista” para rastrear los orígenes del virus.
Los estudios han indicado que los brotes de COVID-19 ocurrieron en varios lugares del mundo ya en la segunda mitad de 2019, lo que significa que solo es apropiado emprender el rastreo y estudiar los primeros casos en muchos de los países en cuestión en todo el mundo.
Sin embargo, Estados Unidos, en sus obstinados intentos de ignorar todos los hechos relevantes y con total desprecio por la verdad, ha estado intentando forzar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a los científicos globales a apoyar la absurda teoría de la "fuga de laboratorio" por medio de su dominio hegemónico, acoso y amenazas, que ha hecho que los científicos se conviertan en blanco de ataques personales y verbales abusos, y algunos de ellos incluso renuncian en protesta para demostrar su postura.
La verdad no se puede cambiar por la fuerza, y la opresión de los miembros de la comunidad internacional no ganará apoyo. La realización de esta campaña de tipo “terrorista” para rastrear los orígenes del virus, un acto que cruza la línea de base ética y moral, está condenada a la oposición enérgica de las fuerzas justas de la humanidad.
(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)