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Cortometraje de Pueblo en Línea: “Lo que se necesita para construir nuestra nueva escuela”

Pueblo en Línea  2022:03:28.14:09

Por Liu Ning, Fu Hao, Xu Mingyue, Meng Bin, Ebulayi y Sheng Shuang

Nota del editor: Este cortometraje es parte de una serie que ilustra la "democracia popular de todo proceso" de China.

La lluvia toma muchas formas en el condado de Yongde, provincia de Yunnan. La llovizna, cae o se vierte en la región desde las tierras altas, aportando agua al verde paisaje y a sus habitantes.

Sin embargo, para Wang Fengjiao, que vive y enseña en Yongde, durante meses y meses las lluvias solían ser una fuente de preocupación. Cada vez que llovía, siempre pensaba en su hija que tenía que estudiar en un aula improvisada que se mojaba por dentro.

"Cuando llovía afuera, lloviznaba adentro"

Hasta julio pasado, la hija de Wang, junto con otros 400 niños, se mantenían estudiando en aulas improvisadas, armadas con tableros compuestos. Como las uniones no estaban completamente selladas, el viento y el agua entraban.

"En los días lluviosos, el agua impulsada por el viento se colaba en las aulas", detalla Wang a Pueblo en Línea, "La temporada de lluvias aquí es muy larga, generalmente dura seis meses. Por lo tanto, los libros y el entorno de los estudiantes siempre estaba muy húmedo".

Después de un viaje lleno de baches, generalmente de tres horas y media desde el pie de la montaña hasta el campus cuesta arriba, llegamos a la abandonada Escuela Primaria Minglang. El sitio estaba ubicado en una exuberante vegetación verde,. Visto desde la distancia, parecía estar bien. Pero los interiores de las aulas era lotes baldíos, sombreados por un dosel de chapa que ofrecía poca protección.

"Cuando llovía afuera, lloviznaba adentro", asegura Yuan Wenxian, ex director de la escuela primaria, "A veces, en medio de una clase, los maestros tenían que buscar cubos para recoger el agua de lluvia. Las aulas tampoco estaban insonorizadas. Los niños podían escuchar dos clases al mismo tiempo".

Mientras recorriamos el aula vacía, Yuan señaló hacia el techo de metal para subrayar la filtración. El interior estaba en mal estado, el piso polvoriento y los pupitres de la escuela se tambaleaban, pero los vívidos garabatos y la escritura a mano en las pizarras, así como las pegatinas de dibujos animados en las paredes, aún lograban manifestar el conocimiento, la alegría y los preciosos recuerdos que los estudiantes compartían bajo ese precario techo.

La foto tomada el 2 de diciembre del 2021 muestra un aula abandonada en el antiguo sitio de la Escuela Primaria Minglang. (Foto: Meng Bin/ Pueblo en Línea)

Construidas en el sitio original de la centenaria escuela primaria, las aulas improvisadas no fueron diseñadas para durar. De hecho, solo estaban destinados a servir como una transición del campus en ruinas a una nueva planta escolar a varias millas de distancia. La nueva escuela se propuso en 2016 y estaba programada a construirse en 2018. Pero desafortunadamente, una tormenta perfecta de mala gestión por parte de la empresa constructora, el repentino brote de la epidemia de COVID-19 y las prolongadas temporadas de lluvias generaron paradas constructivas intermitentes.

A lo largo del proceso, los alumnos esperaron, crecieron y esperaron de nuevo. Cinco largos años de espera.

Mensaje recibido, trabajo reanudado

Wang Fengjiao revisaba su teléfono cuando se encontró con el Tablero de Mensajes para Líderes, una plataforma administrada por Pueblo en Línea que había visto en las noticias, pero que nunca había pensado que fuera relevante. Ella hojeó cuidadosamente los casos en la plataforma: cómo los aldeanos se quejaron de la calidad del agua del grifo, cómo los conductores informaron sobre las carreteras destruidas y cómo los trabajadores migrantes exigieron sus salarios impagos. Se sorprendió por la rapidez con que esos mensajes obtuvieron una respuesta y cómo se tomaron medidas y soluciones. Era una tarde nublada de finales de diciembre. Ella enseguida pensó en su hija que cursaba el primer grado y en su húmeda clase. Decidió intentarlo.

"Las aulas de múltiples grados de la Escuela Primaria Minglang son simples edificios improvisados, similares a los lugares que alberga a los trabajadores en sitios de construcción. Los estudiantes han estudiado en esas aulas durante al menos 5 años", escribió Wang el 30 de diciembre de 2020 en el Tablero de Mensajes para Líderes. En ese poderoso mensaje en línea, el maestro de secundaria describió la difícil situación en la que "los estudiantes tienen que ser reubicados en el lado más seco de las habitaciones para continuar su clase cuando llueve".

También se quejó del retraso en la construcción y mencionó los factores ambientales que creía que los futuros proyectos de construcción deberían tener en cuenta. "Minglang [pueblo] recibe copiosas lluvias y hace mucho frío en invierno, mucho frío. Espero que esos factores puedan ser considerados", agregó.

Después de su experimento inicial, trató de imaginar qué respuestas recibiría, si es que las recibía. Aunque no esperaba que apenas tres días después de publicar el mensaje, se le notificara que se estaba trabajando en ese asunto.

Antes de la notificación, el mismo mensaje se sincronizó con el sistema de la Oficina de Cartas y Llamadas del Condado de Yongde, y luego se transfirió a la Oficina de Educación y Deportes de la de Yongde.

El último día del 2020, los funcionarios de la Oficina de Educación y Deportes de Yongde se reunieron con los miembros de la empresa constructora para tratar la reanudación del proyecto. Seis días después, el personal de la empresa junto con representantes de las dos oficinas locales ingresaron al sitio y se reanudó la construcción de la nueva escuela.

Foto tomada el 1º de diciembre del 2021 que muestra el nuevo campus de la Escuela Primaria Minglang. (Foto: Meng Bin/ Pueblo en Línea)

Montañas en movimiento

Para asegurarse de que los estudiantes pudieran estudiar en aulas nuevas y decentes durante el nuevo semestre, la Oficina de Educación y Deportes de Yongde estableció un calendario ajustado y la compañía de construcción se comprometió a completar el proyecto antes del 30 de agosto, un día antes de que comenzara el nuevo curso escolar.

Tenían por delante un esfuerzo formidable: tenían que competir no solo contra el tiempo, sino también contra el medio ambiente y el clima. Para construir el nuevo campus, tenían que mover montañas.

Las carreteras fueron el primer obstáculo que enfrentaron. Tomaba horas de cuidadosa conducción la tarea de mover los materiales de construcción cuesta arriba, y mucho más tiempo durante la noche. Pero un camino de montaña con surcos todavía era mejor que ningún camino. Dado que el sitio del nuevo campus estaba escondido en un tramo de tierras de cultivo, los trabajadores tuvieron que construir un camino desde cero y que fuera lo suficientemente largo como para conectarse con el camino de la montaña. "Tuvimos que llenar y reparar la carretera una y otra vez, ya que cada vez que pasaba un camión, la dañaba", asegura Feng Ruwei, gerente de proyectos de la compañía de construcción.

La implacable lluvia también los persiguió. Como mientras llovía era imposible vertir concreto, poner la mampostería de ladrillos y concretar trabajos al aire libre, tuvieron que acelerarlo todo y hacerlo en los primeros cuatro meses.

"Nos apresuramos a tapar el techo de la estructura principal en junio. Entonces, cuando llegó la temporada de lluvias, comenzamos a renovar el interior", explica Feng.

Erigir un edificio podría ser un trabajo solitario y especializado, pero construir una escuela no lo era. Los aldeanos, después de terminar su trabajo agrícola, llegaban al sitio para ayudar en lo que pudieran, sin importar cuán trivial pareciera la tarea: fregar el piso, pavimentar el camino o repartir la comida.

Ladrillo a ladrillo y según lo programado, la nueva Escuela Primaria Minglang se completó el 1º de septiembre.

La foto tomada el 1º de diciembre de 2021 muestra a los estudiantes dirigiéndose a casa al final de la sesión escolar. (Foto: Meng Bin/ Pueblo en Línea)

Después de la lluvia, brilla el arcoiris

A nuestra llegada a la nueva escuela, lo primero que nos llamó la atención no fue el gran complejo escolar en sí mismo, sino su color, un imponente y refrescante beige mezclado con rojo ladrillo. El campus recién pintado tiene un edificio de enseñanza bien equipado, dos edificios de dormitorios independientes y un amplio comedor. También posee un estadio cubierto y un edificio de la facultad que están actualmente en construcción y entrarán en funcionamiento a principios del próximo año.

Acompañados por el sonido ambiental de la lectura y la enseñanza, entramos en una oficina en el segundo piso del edificio de enseñanza y tuvimos la oportunidad de sentarnos y hablar con Wang Fengjiao, Lu Jianhua, director de la escuela primaria, y con funcionarios del gobierno local.

"Me sorprendió mucho que la respuesta llegara tan rápido y que la construcción se reanudara solo una semana después de mis quejas", indicó Wang Fengjiao, emocionada.

En retrospectiva, ella ha sentido un fuerte sentido de representación y se ha dado cuenta que su voz importa. "Mi papel fue insignificante, ya que apenas entregué el mensaje; pero durante todo el proceso sentí que fuí bien informada y respetada", asegura Wang. "Sentí que jugué un papel positivo en mejorar la sensación de felicidad de todo el condado".

Actualmente, la escuela primaria tiene capacidad para 19 aulas y 758 estudiantes (la mayoría de los cuales se alojan en la escuela) y 42 maestros. Con el encanto del nuevo campus y sus aulas bien equipadas, la nueva escuela atrae a más y más niños de las aldeas cercanas.

Cuando salimos de la oficina y entramos en un aula al azar, sonó la campana. Los alumnos, que hace apenas un segundo recitaban antiguos poemas chinos, acudieron en masa al patio de recreo, donde jugaron variados juegos infantiles. Las aulas empapadas de lluvia y las evacuaciones apresuradas en medio de la clase ya son cosas del pasado. Ellos en ese momento estaban disfrutando su vida escolar al máximo.

Foto tomada el 1º de diciembre del 2021 que muestra a los estudiantes reunidos frente a la fuente artificial en el nuevo campus. (Foto: Meng Bin/Pueblo en Línea)

Exactamente a las 6 p.m. cuando sonó la última campana del día, una fuente al lado del patio de la escuela roció de repente agua al aire, atrayendo a muchos niños. A medida que la luz del sol persistente brillaba suavemente a través de la fuente, dejó una maravilla artificial. "¡Mira, hay un arcoiris!", gritó emocionada una chica a sus amigos. 

(Web editor: 周雨, Zhao Jian)

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