BEIJING, 22 jul (Xinhua) -- China y Cuba, dos amigos tradicionales que comparten muchos puntos de vista y creencias, buscan lazos más estrechos mientras La Habana se esfuerza para mejorar su economía bajo la sombra de un embargo estadounidense que dura ya medio siglo.
El presidente de China, Xi Jinping, mantendrá conversaciones con su homólogo cubano, Raúl Castro, durante su actual visita a Cuba, la escala final de su gira por cuatro países latinoamericanos, a fin de lograr que las relaciones políticas bilaterales de alto nivel se traduzcan en abundantes resultados mediante una cooperación práctica.
En 1960, Cuba encabezó a los países del Hemisferio Occidental en el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Nueva China, abriendo un nuevo capítulo de los lazos chinos con Cuba y con América Latina.
También en la década de los 60, Estados Unidos, una de las dos superpotencias mundiales de aquella época, impuso un embargo económico contra Cuba para castigar la intención de los líderes cubanos de alinearse con la entonces Unión Soviética, que era la otra superpotencia, poniendo al país insular en una posición geopolítica sensible.
A medida que el mundo se vuelve cada día más multipolarizado, y la paz y el desarrollo se convierten en factores más importantes en el manejo de las relaciones entre países, la cooperación chino-cubana ha registrado un rápido desarrollo.
China es un importante inversor extranjero en Cuba en constante crecimiento, sobre todo después de 2012, cuando los países del mundo, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, fueron golpeados por una devastadora crisis financiera.
China concedió asistencia y préstamos libres de intereses a Cuba para promover la cooperación bilateral en los sectores económico y tecnológico, y llevó a cabo varios proyectos de infraestructuras de gran envergadura en Cuba.
Durante años, China ha sido el segundo mayor socio comercial de Cuba, mientras que ésta es el mayor socio de China en el Caribe, con un intercambio comercial que suma unos 2.000 millones de dólares anuales.
Mientras que China, ahora la segunda economía del mundo, nunca se ha entrometido en el desarrollo de Cuba, la nación isleña todavía enfrenta severos desafíos económicos y sociales debido principalmente a la negativa de Washington de levantar su embargo, a pesar de las críticas, las cuales provienen incluso de sus aliados.
Aunque el embargo estadounidense ha evolucionado en varias formas, es obsoleto e irracional, y sólo provoca sufrimientos a los 11 millones de cubanos.
Contra todas las probabilidades, el gobierno cubano ha llevado a cabo una serie de reformas económicas en los últimos años para revitalizar su economía estancada, estimulando a las empresas y levantando restricciones sobre campos como el uso de la propiedad, los viajes y la agricultura.
Las reformas de La Habana traen nuevas oportunidades para profundizar su cooperación con China, y las otras importantes economías del mundo, especialmente Estados Unidos, también necesitan tomar en seria consideración los nuevos acontecimientos y reconsiderar su política hacia Cuba.
Para Washington, el primer paso debe ser el levantamiento del embargo. En vez de ser un obstáculo en el camino del desarrollo cubano, Estados Unidos habría de sumarse a China y a otros países para convertirse en socio constructivo de Cuba con miras a lograr la prosperidad, la cual beneficiará no sólo al país caribeño, sino también a Estados Unidos.