Los ataques con cohetes de las milicias alcanzaron hoy un depósito petrolero en Trípoli, capital de Libia, lo cual provocó un enorme incendio que se ha propagado a parte de la ciudad.
El incendio comenzó el domingo tras los intensos bombardeos de milicias rivales, arrasó con el depósito petrolero de Bregal y encendió dos tanques de combustible. De acuerdo con el Ministerio del Interior, el primer tanque de combustible contenía alrededor de seis millones de litros de petróleo.
Los testigos dijeron que las columnas negras de humo podían verse a kilómetros de distancia y que los combatientes islamistas y las milicias proseculares todavía se enfrentaban en el Aeropuerto Internacional de Trípoli a pesar del incendio.
El gobierno libio ordenó a todos los ciudadanos en un radio de tres kilómetros del depósito petrolero que evacuen de inmediato y pidió a las milicias que cesen el fuego de inmediato para evitar un "desastre humanitario y ambiental".
Los bomberos lucharon para extinguir el incendio, pero el constante fuego cruzado entre las milicias y el fuego propagado los obligó a abandonar la zona.
Los recientes enfrentamientos entre combatientes islamistas y milicias proseculares alrededor del Aeropuerto Internacional de Trípoli han dejado a al menos 97 personas y más de 404 heridos y han paralizado la mayor parte del tráfico aéreo de Libia.
Aunque se han celebrado rondas de negociación y se llegó a una tregua a inicios de este mes, los grupos rivales siguen combatiendo en la ciudad.
Por otra parte, en Bengazi, la segunda ciudad más grande Libia, los enfrentamientos armados han ocurrido diario desde que el general renegado Khalifa Haftar emprendió su llamada Operación Dignidad contra el terrorismo en mayor con el fin de atacar de forma constante a los militantes islamistas.
China, Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos ya indicaron a sus ciudadanos que salgan de Libia debido a las severas condiciones de la seguridad en ese país.
Muchos temen que los conflictos en las principales ciudades puedan desembocar en una guerra civil abierta, la cual podría ser incluso más sangrienta que los disturbios de 2011 que derribaron al ex líder libio Muammar Gaddafi.