Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 16 ago (Xinhua) -- El discreto comportamiento de las precipitaciones, en especial durante el mes de julio, generó una disminución en la cantidad de agua acumulada en los embalses cubanos, que hoy contienen el 56 por ciento de su capacidad.
Un informe del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) reveló que al cierre de julio los 242 embalses administrados por esa institución estatal almacenaban 5.073 millones de metros cúbicos de agua, cifra correspondiente al 56 por ciento de la capacidad.
En julio último la isla reportó solo el 75 por ciento del promedio histórico de lluvias, lo que hizo que la cantidad embalsada bajara en 215 millones de metros cúbicos con respecto a lo acumulado en junio.
La cifra acumulada ahora es también inferior al promedio para la fecha en 133 millones de metros cúbicos.
De acuerdo con el especialista Omar Fernández, de la Dirección de Uso Racional del Agua, del INRH, por provincias, los descensos más notables ocurrieron en las presas de Matanzas, en el occidente, Cienfuegos, en el centro-sur, y Ciego de Ávila, en el centro.
No obstante, los embalses de abasto a las principales ciudades del país presentan un estado general aceptable al disponer en su conjunto del 59 por ciento de la capacidad útil.
Fernández señaló que la única provincia que superó su promedio de lluvia mensual en julio fue la oriental Holguín, mientras por regiones la occidental resultó nuevamente la menos favorecida al registrar solo 101,2 milímetros, el 60 por ciento de la media.
La zona central reportó 112,4 milímetros, el 82 por ciento, y la oriental, 85,7 milímetros, para un 85 por ciento.
Los problemas con el líquido, que en la isla muchos derrochan con indolencia, obligaron al gobierno a preparar una Ley del agua, legislación que buscará regular el uso adecuado de los recursos hídricos de la isla.
En febrero último, el director de Organización, Planificación e Información del INRH, Bladimir Matos, adelantó que se alista una Ley del Agua, que "regulará el uso equitativo y el derecho común a ese recurso, el pago de su uso, así como la necesidad de lograr una cultura de ahorro en los usuarios".
Esa legislación reforzará la prioridad que dan las autoridades al empleo más eficaz de los recursos hídricos, y en primer término al uso racional y productivo del agua disponible, la utilización eficiente de la infraestructura construida, la administración de riesgos en función de la calidad del líquido potable y de otros peligros asociados a eventos extremos del clima.
Matos señaló que fomentar el empleo racional del agua en función del desarrollo socioeconómico del país significa asegurar la gestión integrada de esta por cuencas hidrográficas con vistas a su disponibilidad, protección y a la reducción de inundaciones, así como promover e introducir tecnologías y conocimientos que aseguren un uso eficaz y competente del agua.
El agua es un recurso natural renovable, pero finito, limitado y frágil, y las autoridades aseguran que aún existen incomprensiones e insuficiente reconocimiento sobre su carácter de indicador económico, tanto global como ramal.
La isla cuenta con una infraestructura hidráulica que incluye 242 presas, decenas de micropresas, cerca de 2.420 acueductos, más de 22.000 kilómetros de redes, casi 70 plantas potabilizadoras y 5.316 kilómetros de alcantarillado, entre otras facilidades, a las cuales se suman derivadoras, canales magistrales, estaciones de bombeo y diques.
Cuba posee una capacidad máxima de recursos hidráulicos disponibles de alrededor de 13.600 millones de metros cúbicos, considerando las aguas superficiales y las subterráneas, volúmenes que superan las demandas actuales de la economía, la sociedad y la protección del medio ambiente.
El gobierno ejecuta ahora diversos programas para hacer un uso adecuado y racional del agua mediante la utilización eficiente de esas instalaciones y una conciencia de ahorro en la población y las empresas, teniendo en cuenta la baja disponibilidad de ese recurso.
También desarrolla proyectos dirigidos también a enfrentar los problemas de la sequía, las inundaciones por intensas lluvias, así como a elevar la calidad del vital líquido y su distribución, además de reducir las pérdidas.
Otra prioridad ya en ejecución es el metraje del consumo hidráulico tanto para los centros estatales como el sector residencial, y se trabaja en la reparación o sustitución de estaciones de bombeo, el sistema de saneamiento y en un programa destinado a la producción de herrajes hidrosanitarios, con énfasis en la calidad y el estudio de precios asequibles para su comercialización.
El gobierno aplica una Política Nacional del Agua que abarca desde las fuentes de abastecimiento hasta la que llega a cada usuario, y se fundamenta en el uso racional y productivo de las cantidades disponibles, la explotación eficiente de la infraestructura construida, la gestión asociada a la calidad del líquido y los riesgos vinculados a eventos climáticos extremos.