Por Edgardo Luguercio
BRASILIA, 28 ago (Xinhua) -- Marina Silva, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) a la presidencia de Brasil, se ha convertido en la mayor sorpresa de la campaña electoral como la principal aspirante de la oposición, con oportunidades reales de vencer en una eventual segunda vuelta.
De 56 años, nacida en la pobreza y con una extensa trayectoria en defensa de las causas ambientales, Silva amenaza con frustrar la reelección de la presidenta Dilma Rousseff.
La fuerza de su candidatura proviene de una extensa trayectoria política iniciada en el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), pasando luego por el Partido Verde (PV), y la creación del Red Sustentabilidad el año pasado, pero también del impacto que provocó la trágica muerte del líder del PSB, Eduardo Campos, el 13 de agosto pasado.
Campos murió tras la caída de una aeronave en la que viajaba junto a otras seis personas cerca de Santos, litoral del estado de Sao Paulo, provocando una fuerte conmoción en el país sudamericano.
En una rápida decisión, el PSB anunció que Silva asumía la candidatura presidencial, con los mismos compromisos de Campos, como la propuesta de dar autonomía operativa al Banco Central, un antiguo reclamo de los sectores más concentrados del capital financiero.
El principal asesor económico de Silva, Eduardo Gianotti, afirmó que la estrategia económica será recuperar el llamado "trípode macroeconómico" -cambio flotante, meta de inflación y disciplina fiscal- establecido en el segundo mandato de Fernando Henrique Cardoso (PSDB, 1995-2002) y reforzado por Luiz Inácio Lula da Silva (PT, 2003-2010) en su primer gobierno.
Según Gianotti, en el gobierno de Rousseff esas bases se distorsionaron, provocando inflación alta, controlada artificialmente, y un cambio sobrevaluado, que perjudica a la industria.
La receta liberal ortodoxa que defienden los asesores de Silva, que incluyen a Neca Setúbal, de la familia fundadora del banco Itaú, uno de los principales del países, permitieron ganar la simpatía de parte del establishment económico, pero sembraron dudas sobre el mantenimiento de las políticas sociales vigentes.
En el primer debate televisivo realizado en la noche del 26 de agosto, Marina Silva se presentó como la candidata de la unidad nacional, que reivindica el legado de Lula da Silva y Cardoso, y al mismo tiempo de la renovación de las prácticas políticas anquilosadas, cuestionadas por las manifestaciones populares a mediados de 2013.
Según ella, "defender la nueva política es combatir la vieja polarización que desde hace 20 años hay entre el PT y el PSDB que constituye un atraso para nuestro país", y que convocaría en su gobierno a "los mejores" de las mayores fuerzas políticas.
"El presidente precisa tener legitimidad, gozar de la credibilidad de que es capaz de mediar los intereses. Es de esa forma que pretendo gobernar Brasil. Con esa visión estratégica y capacidad de diálogo", señaló.
De acuerdo con una encuesta divulgada por el instituto Ibope divulgada el 26 de este mes, a 45 días de la primera vuelta prevista para 5 de octubre, Rousseff lidera con 34 por ciento de las preferencias, seguida por Silva con 29 por ciento y Aecio Neves, del PSDB, con 19 por ciento.
Si las elecciones fueran realizadas ahora, Silva vencería la segunda vuelta con 45 por ciento contra 36 por ciento de la mandataria.
Además de su defensa de la transparencia en lo político, Silva tiene en su haber un importante reconocimiento internacional en defensa de la preservación ambiental, sobre todo por el período en que estuvo al frente del ministerio de Medio Ambiente, entre enero de 2003 y mayo de 2008, durante el gobierno de Lula da Silva.
Marina dejó su puesto en el gobierno de Lula da Silva en 2007 por falta de apoyo a sus proyectos ambientales y en medio de presiones para acelerar la aprobación de licencias para la construcción de obras de infraestructura.
Dejando atrás casi 30 años de militancia, renunció al PT por discordar de la propuesta de priorizar el desarrollo económico sin atender debidamente a la preservación ambiental.
Tras su ingreso en las filas del Partido Verde (PV), fue candidata presidencial por primera vez en 2010, cuando ocupó el tercer lugar con 20 por ciento de los votos.
Luego, dejó también el PV para fundar el Red Sustentabilidad, una fuerza que aboga por una renovación de las prácticas políticas y un funcionamiento "horizontal".
Silva iba a presentar su propia candidatura por el RS, pero al no conseguir las firmas necesarias para registrarlo ante la Justicia Electoral, decidió afiliarse al PSB en octubre del año pasado.
Para sus críticos, la incapacidad para cumplir con los requerimientos exigidos por la legislación revelaron sus limitaciones a nivel de gestión, que podrían tener un serio impacto en caso de que sea electa para conducir los destinos del país.
Hija de seringueros (recolectores de caucho), Marina Silva nació en el estado de Acre, en el corazón de la Amazonía, e inició su lucha ambientalista al lado del activista Chico Mendes, quien fuera asesinado en 1988.
A pesar de haber sido analfabeta hasta los 14 años, consiguió completar estudios universitarios en Historia, tornándose una importante dirigente sindical y política, y en 1995 se convirtió en la senadora más joven de la historia de Brasil, con apenas 36 años.
Casada y madre de cuatro hijos, fue considerada en 2007 por el diario inglés The Guardian como una de las 50 figuras mundiales que podrían salvar el planeta.
Durante su trayectoria recibió numerosos premios internacionales, incluido el Premio Goldman de Medio Ambiente en 1996 y el Campeones de la Tierra, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en 2007.