Por Zhongsheng
Pekín,21/10/2014(El Pueblo en Línea)-Los treinta años de grandes prácticas desde la reforma y apertura de China han logrado sacudir las bases de algunas teorías occidentales, que fuero sumamente populares durante un tiempo. Será imposible investigar el futuro global y explorar el desarrollo de la civilización mundial sin prestar atención a China.
La publicación de la nueva obra El orden político y la decadencia de la política, del estudioso estadounidense Fukuyama, llamó mucho la atención en el mundo académico, con artículos de opinión publicados en los periódicos. En su libro, Fukuyama toma como conclusión central que, una sociedad bien organizada consiste en tres factores infaltables——gobierno fuerte, constitucionalidad y sistema de responsabilidad democrática, de los cuales el gobierno fuerte viene primero.
La nueva obra de Fukuyama emergió cuando estaban de moda los cambios de patrones mundiales y las investigaciones sobre la prosperidad y decadencia del sistema político y económico de diferentes países, y la ¨Nueva explicación de la política¨ de Fukuyama sólo es una opinión de referencia, pero inspiró a los que deseaban diagnosticar nuestro mundo, porque Fukuyama, estrella académica del mundo occidental, concluyó hace veinticinco años que el sistema democrático occidental lograría la victoria final. Dicha teoría se estampa en “la marca de los años ochenta y noventa del siglo pasado”, y es producto de la lógica teórica occidental. Sin embargo, la evolución actual de la política y la economía explica claramente que el sistema democrático occidental no debe ser el modelo final, y es hora de terminar la teoría de ¨El Fin de la Historia¨ de Fukuyama, que explica una visión mucho más amplia gracias a las inspiraciones que le ha otorgado la experiencia china.
Al menos tres incidentes del pasado o que están ocurriendo nos están cambiando el conocimiento sobre el mundo. El primero es la crisis financiera internacional del año 2008, que mostró a la gente que el sistema capitalista está en crisis; el segundo son los disturbios continuos en países de Asia Occidental, Norte de África y Ucrania, indicándonos las consecuencia negativas del desorden político por copiar mecánicamente el sistema occidental; el tercero es que algunos mercados emergentes y países en vías de desarrollo, encabezados por China, ascienden rápido en el camino elegido por ellos mismo, y han logrado cambiar el patrón global.
Un mundo en revolución ofrece a intelectuales como Fukuyama un marco de referencia más amplio. En su reciente obra, Fukuyama intenta analizar los elementos básicos para un orden político estable mediante la interpretación de la “clave histórica” de la estructura política tradicional de China. Cabe señalar que Fukuyama no es el único estudioso occidental que ha expandido su visión de investigación a China o se ha enriquecido con experiencias del desarrollo de China. Durante los últimos años descubrimos varias obras en campos como la economía, historia y política, etc, marcadas profundamente por la marca china. El historiador británico Ferguson observó durante un largo tiempo los cambios de China, reconoció con emoción que se está aproximando un cambio dramático de la civilización mundial y escribió su obra Civilización estudiando la prosperidad y la decadencia de la civilización. El estudioso estadounidense Ian Morris, en su obra Medida de la civilización, realiza una comparación con la situación occidental utilizando datos históricos de países asiáticos como China, y pronostica la transferencia del centro de la civilización global. En el campo de la economía, investigar a China ha sido un tema inevitable para los mejores economistas del mundo: el galardonado con el Premio Nobel de Economía de este año, el economista francés Jean Tirole, presentó varias veces sus opiniones sobre mejorar el sistema de seguridad social de China. El galardonado con el Premio Nobel de Economía del año 1991, Ronald Coase, a sus cien años de edad presidió un seminario donde propuso diez rumbos para investigar a China.
Los treinta años de grandes prácticas desde la reforma y apertura de China logran sacudir las bases de algunas teorías occidentales, que fueron sumamente populares durante un tiempo. A pesar de que los intelectuales occidentales opinan de manera diferente sobre los problemas que afronta China y su perspectiva de desarrollo, cabe señalar que será necesario prestar atención a China al investigar el futuro global o explorar el rumbo de desarrollo de la civilización mundial. El gran rejuvenecimiento de la civilización china, basado en absorber y aprender de todos los logros de la civilización humana, contribuirá a futura y gloriosa civilización humana.