El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, descartó este martes renunciar tras la requisa policial en su residencia oficial en Brasilia y en sus oficinas, en búsqueda de pruebas relativas a denuncias de corrupción en su contra.
El presidente de la cámara bja dijo en rueda de prensa que la operación policial responde a los intereses del gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, al señalar que se trata de una "revancha".
Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), autorizó el pasado 2 de diciembre la apertura de un proceso de juicio político contra Rousseff en función de supuestas maniobras fiscales no autorizadas por la legislación.
El presidente de la Cámara de Diputados es, a su vez, acusado de participar en un millonario esquema de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y de mantener varios millones de dólares obtenidos de manera indebida en cuentas bancarias secretas en el exterior.
Según el parlamentario, las operaciones contra políticos ahora se enfocarán ahora contra quienes no pertenecen al gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
"Soy un desafecto del gobierno. Fui elegido para ser investigado, nada más natural que ellos van a buscar el revanchismo", enfatizó.
Con relación a la operación policial, que también realizó pesquisas en las residencias de los ministros de Ciencia y Tecnología, Celso Pansera, y de Turismo, Henrique Alves -ambos aliados de Cunha-, el presidente de la Cámara de Diputados se dijo tranquilo.
"No estoy ni un poco preocupado con la operación que ocurrió. Normal, natural, pero me extraña profundamente esa concentración en el PMDB", señaló.
Este martes, el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados decidió abrir un proceso por quiebra de decoro parlamentario contra Cunha, lo cual puede llevar a su destitución.
El PT de Rousseff afirma que Cunha inició el proceso de "impeachment" (juicio político) contra la mandataria como represalia a la decisión anunciada por la bancada petista de votar en contra él en el Consejo de Etica.