La autorización por parte de la administración Obama sobre la venta de armas a Taiwan por valor de 1.830 millones de dólares tendrá un impacto negativo en el desarrollo de la paz entre ambas orilla del estrecho de Taiwan, así como en la relación China-Estados Unidos.
El acuerdo tiene lugar en un momento sensible, cuando resta apenas un mes para la elección del líder de Taiwan, una parte integral del territorio soberano de China.
Sin dudas, la acción estadounidense es contraria a la ola de desarrollo pacífico de la última década entre ambas orillas del estrecho de Taiwan.
Gracias a la sinceridad y la visión de los líderes de ambas partes, los intercambios, las consultas y la interacción política entre las dos orillas ha alcanzado un nivel sin precedentes desde 1949, ratificado con el histórico encuentro celebrado entre Xi Jinping y Ma Ying-jeou en Singapur el mes pasado.
Sin embargo, el más reciente acuerdo sobre la venta de armas de EEUU provocará un retroceso dentro de tan positivo momento, ya que sirve a los intereses de quienes buscan la independencia de Taiwan.
Esto no solo incentivará a los separatistas en la isla, quienes consideran a Washington como su patrón, a emprender acciones imprudentes para dañar la paz y la estabilidad en el estrecho. Además, podría tener graves ramificaciones para la paz, la estabilidad y la prosperidad en toda la región.
Mientras, el acuerdo es igualmente perjudicial para la relación China-EEUU, pues genera nuevas tensiones entre las dos potencias mundiales.
De no ser por esta acción estadounidense, la relación China-EEUU podría haber concluido de una manera relativamente positiva en 2015.
Ambas partes acaban de enfriar una acalorada disputa sobre ciberseguridad tras la celebración del primer diálogo ministerial sobre la lucha contra el ciberdelito a principios de mes en Washington.
En septiembre, el presidente chino, Xi Jinping, realizó una exitosa visita de Estado a EEUU, durante la cual llegó junto a su homólogo estadounidense, Barack Obama, al consenso de continuar en el camino de construir un nuevo modelo de relaciones entre grandes potencias.
Los dos países también cooperaron satisfactoriamente para garantizar el éxito de la recién concluida Conferencia Climática de la ONU en París.
Todo esto presagiaba un buen desarrollo de los lazos chino-estadounidenses en el año venidero, hasta que Washington decidió seguir adelante con la venta de armas a Taiwan.
Washington basa su venta de armas a Taiwan en la falacia de proteger a la isla de la llamada amenaza militar proveniente de la parte continental, con lo cual ignora de forma deliberada la inequívoca posición de China respecto a este tema: China busca la reunificación pacífica y nunca usará la fuerza contra la isla siempre que esta no anuncie la independencia o busque separarse de la parte continental.
Al continuar con la venta de armas a Taiwan, Estados Unidos ha roto sus promesas realizadas en los tres comunicados conjuntos con China, especialmente el del 17 de agosto de 1982, en que aseguró reduciría de manera gradual y pondría fin eventualmente a la venta de armas a Taiwan.
Ciertos políticos estadounidenses defensores de la mentalidad de la Guerra Fría podrían sentir placer provocando a China mediante la interferencia en los asuntos internos del país asiático, como el caso de Taiwan, pensando que Washington puede hacer lo que sea para servir a sus propios intereses.
Pero deben tener presente que China tiene la firme determinación de defender su soberanía e integridad territorial, y a la larga, EEUU podría tener que pagar un precio por sus acciones contraproducentes contra China.
Una vez más tiene que ser destacado que la tendencia hacia la eventual reunificación de China es imparable, no importa lo que hace o hará el "Tío Sam".