Tarwi, el súper alimento de moda
Bolivia, 21/12/2015(El Pueblo en Línea)- Es un alimento conocido por los bolivianos aunque consumido de forma un poco “marginal” en la ciudad, es sin embargo muy apetecido en las zonas rurales que conservan la sabiduría de sus ancestros. Comúnmente conocido en el país como tarwi y su producto procesado como chuchusmuti, el tarwi fue un ingrediente principal en la dieta de los guerreros incas, y se les daba a los niños para asegurar que crecieran sanos. Era también parte de la comida de aquellos que estaban enfermos, de las personas mayores, y de las mujeres embarazadas que lo consumían regularmente para que sus bebés nacieran fuertes y ellas se mantuviesen saludables.
La leguminosa oriunda de las zonas andinas es una importante fuente de nutrientes, económica, orgánica y por si fuera poco, beneficiosa para los suelos en los que se cultiva. Pero poco conocida pero con la conquista fue desplazado por otras leguminosas introducidas como la arveja y el haba.
Ahora al llamado científicamente Lupinus mutabilis, o mejor conocido tarwi, se ha decidido sacarlo del anonimato. La Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA) ha emprendido un serio trabajo para que se reconozca el valor de este alimento y que se incluya en la dieta de todos los bolivianos y así ganar el espacio que merece en las mesas y poniéndolo de moda, codeándose con su la quinua, su pariente.
“El tarwi, que se procesa como chuchusmuti, es parte de la gastronomía ancestral boliviana. Por sus cualidades nutricionales resulta en un gran complemento para una dieta más rica y saludable”, destaca el Dr. Gandarillas, Gerente General de PROIMPA.
El grano presenta un alcaloide, que deber ser removido antes de su consumo, lo cual se realiza mediante la hidratación, cocción y lavado en agua. Actualmente esta operación se realiza en condiciones rústicas y se lava en acequias o ríos, lo cual no es recomendable por la contaminación del agua y el ambiente. Lo ideal es que la producción se realice en condiciones semi-industriales, con todas las normas de asepsia e inocuidad alimentaria, y se comercialice en envases que aseguren un producto inocuo y de buena calidad.”
El consumo del tarwi sí ocurre en las zonas rurales pero de manera limitada por la dificultad del lavado. En la ciudad de Cochabamba el consumo es ocasional por personas que van a la Cancha a realizar sus compras, pero el chuchusmuti no se encuentra en supermercados, ni tiendas de barrio ni ferias francas u otros espacios, así que parte del trabajo de PROINPA es precisamente lograr que el chuchusmuti sea más demandado por la población en general, además de motivar a que empresas privadas produzcan de forma aséptica e inocua un producto derivado que pueda cubrir las plazas de los mercados mencionados y que sea de acceso total de los consumidores, tal como se hace en Ecuador, que incluso importa tarwi desde Bolivia porque tiene un déficit en su producción, dada la alta demanda de los pobladores.
Debe destacarse que el tarwi es un cultivo que aporta grandes cantidades de materia orgánica y nitrógeno (N) al suelo. Al ser una leguminosa, bacterias fijadoras de N viven en simbiosis con sus raíces, ayudando a captar N de la atmosfera. Produce una importante biomasa que queda en el suelo para el siguiente cultivo, aportando más de 10 toneladas de materia seca.
El hambre mata en el mundo a millones de personas. No es un dato improvisado. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) estima que casi 800 millones de seres humanos se despiertan y se van a dormir con hambre. Hambre crónica.
El crecimiento de la población y los cambios en la dieta aumentarán las pautas para el consumo de alimentos en alrededor de 60% para 2050, y el cambio climático está cambiando las condiciones de siembra y cosecha de esos alimentos, por lo que las poblaciones rurales, cuyo sustento es la agricultura, están amenazadas. Un 80% de las poblaciones pobres del mundo viven en zonas rurales. Acabar con el hambre para el 2030 es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que los países, incluyendo a Bolivia, se han comprometido a alcanzar para el 2030, pero el cambio climático puede hacer que esto no suceda.
Por ello, aprovechar los alimentos que son nutritivos, económicos, orgánicos, es tan importante.
Ecuador es un gran consumidor de chocho, nombre con el que se conoce el chuchusmuti en ese país. El consumo per cápita es mayor a los 4 kg/año por persona. El tarwi es parte de la canasta familiar y se lo consume cada día. La población en general está informada de sus atributos. Por varios años se ha promocionado su cultivo y consumos, actualmente existen varias empresas que procesan tarwi. El creciente consumo hace que el Ecuador no pueda satisfacer su demanda interna, existe un déficit importante en su producción. Parte de su estrategia de abastecimiento de chocho para la industria es la importación de grano de tarwi de Bolivia. En este sentido, se tiene planeado impulsar la exportación de cuatro contenedores de 400 quintales de grano para el 2016.
El tarwi presenta como su mayor cualidad su alto contenido de proteína, que alcanza 50%, muy superior a la arveja y el haba, la quinua, maíz. Solo comparable con la soya. Últimos estudios han demostrado que el tipo de proteína del tarwi, llamada gamma conglutin, ayuda en la reducción de azúcar en la sangre, lo cual es beneficioso para pacientes con diabetes.
Además presenta una alta concentración (20%) de aceites buenos no saturados: es decir contiene Omegas 3,6 y 9. Es rico en fósforo, calcio, hierro y zinc.
El tarwi presenta un alto contenido de fibras, principalmente en la cáscara, esto combinado con que tiene cantidades muy bajas de almidón, lo hacen un alimento ideal para la reducción de peso, da rápidamente la sensación de saciedad. Y por sus propiedades nutritivas es un alimento que puede complementar la dieta de niños, adultos, personas con problemas de diabetes e incluso es apto para celiacos.