El desastre de Shenzhen ha sido provocado por la codicia |
Fuente:Global Times
Shenzhen, 23/12/2015(El Pueblo en Línea)-Ningún desastre es completamente natural. Algunos dejan poco margen a los humanos, como los terremotos o tifones, aunque el impacto de estos fenómenos se pueden minimizar si los residentes tienen buenas condiciones habitacionales y los mecanismos de respuesta rápida funcionan con eficiencia. Por el contrario, otros desastres son provocados porla ignorancia humana, como las expediciones en zonas inhabitadas del planeta, que suelen llevar involuntariamente nuevas epidemias a las zonas urbanas. Y algunos desastres son totalmente previsibles, ya que vienen siendo motivados por la codicia y la negligencia del ser humano.
Los deslaves recientes ocurridos en Shenzhen pertenecen al tercer género de desastres. Durante dos años, enormes desechos se amontonaron en una colina gigante fuera del parque industrial Hengtaiyu, hasta inclinar el montículo en ángulo agudo.Sin embargo, en 2012, las fotos satelitales muestraronque en ese lugar estaba limpio. Este fue un desastre provocado por el descuido y la irresponsabilidad de los codiciosos.
Los deslizamientos de tierra artificiales son tristemente un mal evitable que sigue padeciendo la humanidad. En 1966,el desastre de Aberfan, en Gales,se produjo después de que cientos de metros cúbicos de desperdicios de carbón extraídos de las minas y acumulada en un ladera cercana fueran arrastradas por la lluvia. La inundación de lodo sepultó la escuela de la aldea local matando a 116 inocentes.
Sin embargo, el desastre de Aberfan fue después de 50 años; Shenzhen, que todo lo hace rápido, lo logró en sólo dos.
Cualquier persona que pasaba cerca de la colina podía ver lo peligroso que era. Todos los que vertían desechos allí podían darse cuenta que estaban contribuyendo a alimentar una bomba de tiempo que podía explotar en cualquier momento. Desde principios de este año,un informe ambiental evidenció que el sitio estaba sufriendo erosión del suelo.
No podemos culpar a la gente del lugar, incluso a los operarios que conducían los camiones cargados de desechos y lo depositaban en ese lugar. Después de todo, ¿qué podían hacer al respecto? Pero sí podemos enjuiciara los ejecutivos de las empresas y los funcionarios locales por negligencia, ya que prefirieron ignorar un problema obvio que ha causado pérdidas materiales y humanas.
Las víctimas del deslizamiento de tierra eran mayoritariamente trabajadores locales, que vivían en viviendas baratas que la avalancha de tierra quebró en pedazos. Muchos de ellos eran probablemente los propios trabajadores de la construcción; quizá algunos depositaron los desechos que los sepultaron.
Ellos eran típicos ciudadanos de la generación de los migrantes rurales que han construído el rostro moderno de las ciudades chinas, pero que ni siquiera pueden permitirse el lujo de comprar las casas que construyen. Sus muertes, resultado de la negligencia de sus empleadores, se resuelven con unas pocas decenas de miles de yuanes como indemnización a sus familias. Mientras no ocurre nada fuera de lo normal, las condiciones de vida de estos obreros son invisibles para la sociedad. Se necesita entonces un desastre como el de Shenzhen para hacerlos aparecer, durante unos escasos minutos, en los primeros planos de atención de la sociedad china.
76 personas siguen desaparecidas. Esta cifra representa menos de la mitad de los muertos diarios por accidentes de trabajo ocurridos en China, de acuerdo con estadísticas del 2012. Según las estadísticas oficiales, los fatales accidentes de trabajo en China supera más de 4 veces a los que ocurren en los EE.UU. (Las cifras reales pueden ser mayores, ya que en ocasiones las muertes no se registran).
La gran mayoría de las víctimas son inmigrantes, en su mayoría que trabajan en las obras de construcción. A veces mueren en grandes desastres como éste, o por el colapso de un ascensor -en el que murieron 19 trabajadores-, o en el incendio de una fábrica de aves de corral en el que murieron más de 100 obreros. Perecen como goteos dispersos por todo el país y casi no se denuncian.
Es cierto que gradualmente el número de muertes por accidentes laborales en China se ha ido reduciendo. Pero no lo suficiente. Es probable que las autoridades decidan hacerse cargo y seriamente enfrenten las causas de los accidentes fatales en la industria de la construcción. Ya se ha enfrentado este mismo problema en la minería, logrando la reducción de más de 5.000 muertes anuales, comparadas con los 7000 fallecidos del 2002. 2000 muertes anuales de mineros es todavía una tasa muy alta, sin embargo, mucho mejor de lo que había.
Cada obra constructiva debe tener funcionarios y supervisores desvínculados del gobierno local, que viajara por todo el país inspeccionando obras para garantizar su imparcialidad. Estos supervisores deben tener poder para cerrar construcciones inseguras y exigir protección para los trabajadores.
Después del desastre de Aberfan, los padres de los niños fallecidos encararon a la Junta Nacional del Carbón y les exigieron justicia por el asesinato de sus hijos.Ahora, ante el desastre de Shenzhen, habrá queacusar a las empresas que acumularon la montaña de desechos que provocó la pérdida de decenas de valiosas vidas.