VI. Graves violaciones de los derechos humanos en otros países
En 2015, los Estados Unidos continuaron pisoteando los derechos humanos en otros países, matando a un gran número de civiles; sus proyectos de control en el extranjero violaron la privacidad de los ciudadanos de otras naciones, mientras que se siguieron produciendo escándalos de torturas en el campo de detención de la bahía de Guantánamo. Hasta la fecha, los Estados Unidos no han ratificado algunas de las convenciones principales sobre derechos humanos de las Naciones Unidas y han votado contra algunas resoluciones importantes en esta materia.
Los ataques aéreos causaron un gran número de muertes y víctimas civiles. De acuerdo con Airwars, un proyecto destinado a registrar los ataques aéreos en Oriente Medio, los Estados Unidos han organizado repetidamente a fuerzas de coalición para que lancen ataques aéreos contra fuerzas militares en Iraq y Siria desde el 8 de agosto de 2014. A fecha del 6 de diciembre de 2015, los Estados Unidos habían lanzado 3.965 ataques aéreos en Iraq y 2.823 en Siria, causando una cifra estimada de muertes civiles de entre 1.695 y 2.239 (www.airwars.org). El gobierno sirio calificó los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos como un "acto de agresión" (www.independent.co.uk, 7 de diciembre de 2015). El 3 de octubre de 2015, un hospital gestionado por Médicos Sin Fronteras en la ciudad de Kunduz, Afganistán, se encontró bajo un bombardeo que duró media hora. Muchos pacientes que no podían moverse fallecieron en el lugar, mientras que algunos miembros del personal de la ONG recibieron disparos desde el aire cuando huían. Un total de 42 personas murieron en el ataque aéreo, y algunos de los cuerpos estaban calcinados hasta el punto de no poder ser reconocidos (www.sputniknews.com, 12 de diciembre de 2015; www.abc.net.au, 5 de octubre de 2015, diciembre).
El uso frecuente de drones ha provocado muchas muertes inocentes. Según un reportaje aparecido el 15 de octubre en la página web del Daily Mail, cuando lleva a cabo asesinatos con drones, el ejército de Estados Unidos se vale "únicamente de datos telefónicos" para identificar al objetivo. Durante la operación Haymaker, una campaña en el nordeste de Afganistán llevada a cabo entre enero de 2012 y febrero de 2013, en torno a 219 personas murieron a causa de ataques de drones, pero únicamente 35 eran los objetivos pretendidos. Durante un período de cinco meses de otra operación, un apabullante 90 por ciento de los asesinados no era el objetivo pretendido. A pesar de esto, todas las muertes se calificaron como EKIA (acrónimo en inglés para "enemigo muerto en acción"). (www.dailymail.co.uk, 15 de octubre de 2015). Un reportaje publicado el 24 de abril de 2105 por el Washington Post en su página web decía que un estudio, que había documentado 415 ataques aéreos en Pakistán y Yemen desde los atentados terroristas el 11 de septiembre de 2011, ponía el total de víctimas mortales civiles entre 423 y 962 (www.washingtonpost.com, 24 de abril de 2015). El abuso de los ataques con drones no solo provocó amplias críticas por parte de la comunidad internacional, sino que también levantó fuertes dudas entre expertos estadounidenses. El Washington Post publicó un artículo el 20 de marzo de 2015 en que presentaba a sus lectores dos libros sobre drones : "Kill Chain: The Rise of the High-Tech Assassins", de Andrew Cockburn, y "A Theory of the Drones", de Grégoire Chamayou. Cockburn ve "la política de drones asesinos de América como la culminación de un patrón histórico de mentiras, engaño y avaricia en el despliegue de fuerza militar letal en todo el mundo" y como "una continuación de la política de asesinatos previa de los Estados Unidos". Habiendo fracasado miserablemente en el logro del objetivo definido por el país de reforzar la seguridad, la política ha socavado simultáneamente el proceso democrático, escribe Cockburn, haciendo hincapié en que "el asesinato cometido por robots está destinado a inspirar, más que a reducir, el extremismo". Chamayou dijo que los drones asesinos ponen a la vista la tendencia hacia una nueva e inhumana forma de guerra. Con la guerra de drones, no existe la victoria, solo la perpétua eliminación, escribe Cockburn (www.washingtonpost.com, 20 de marzo de 2015).
El abuso de la tortura ha aplastado los derechos humanos. Un informe del Senado de los Estados Unidos sobre el estudio del programa de detenciones e interrogatorios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) halló que el uso por parte de esta de técnicas brutales de interrogatorio, tales como "el submarino", el confinamiento en soledad por largos períodos de tiempo, golpear la cabeza de los prisioneros contra la pared, los cortes y las amenazas de muerte violaban gravemente la ley de los Estados Unidos (www.intelligence.senate.gov). De acuerdo con algunos testigos, las torturas de la CIA iban mucho más allá de lo descrito en el informe del Senado. Majid Khan, un detenido en la bahía de Guantánamo convertido en testigo cooperante del gobierno, dijo que los interrogadores habían arrojado agua helada sobre sus genitales, le habían grabado en vídeo desnudo dos veces y en repetidas ocasiones le habían tocado sus "partes privadas". En un momento dado, dijo Khan, le metieron los pies y las piernas en unas esposas metálicas similares a botas que se le clavaban en la carne y le inmobilizaban las piernas. Los guardias también le desnudaron, le colgaron de una viga de madera durante tres días y le dieron agua pero no comida. Todos los detalles anteriores sobre las torturas que Khan había sufrido no se incluyeron en el informe del Senado (www.theguardian.com, 2 de junio de 2015). El 11 de enero de 2016, expertos en derechos humanos, incluidos Juan E. Méndez, relator especial en materia de tortura de la ONU; Ben Emmerson, relator especial en materia de derechos humanos y contraterrorismo; Mónica Pinto, relatora especial en materia de independencia del sistema judicial; Seong-Phil Hong, relator jefe del Grupo de Trabajo de la ONU para las Detenciones Arbitrarias; y Michael Georg Link, director de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en la Oficina Europea para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos, pidieron conjuntamente al gobierno de los Estados Unidos que clausurara inmediatamente las instalaciones de detención de la bahía de Guantánamo, catorce años después de que el centro de detención iniciara sus operaciones. Los expertos recordaron en la carta que cerca de 100 detenidos todavía languidecen en Guantánamo tras años de detención arbitraria sin juicio (www.un.org, 11 de enero de 2016).
Los Estados Unidos espiaron a otros líderes mundiales. La BBC informó el 30 de abril de 2015 de que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, en colaboración con otros servicios secretos, había estado monitorizando a líderes europeos (www.bbc.com, 30 de abril de 2015). The Independent publicó el 24 de junio de 2015 que los Estados Unidos habían puesto micrófonos en los teléfonos de tres presidentes franceses y de otros muchos funcionarios de alto nivel de Francia, acerca de lo cual el portavoz del gobierno francés dijo que era "inaceptable" (www.independent.co.uk, 24 de junio de 2015). Ante las críticas de sus aliados, el gobierno estadounidense continuó controlando a algunos líderes en nombre del "propósito de la seguridad nacional" (www.theguardian.com, 30 de diciembre de 2015).
Aunque los Estados Unidos han prometido en repetidas ocasiones defender los "derechos humanos", todavía no han ratificado las convenciones centrales sobre derechos humanos de la ONU, incluyendo el Pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Convención sobre los derechos del niño y la Convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad. Los Estados Unidos son el único país del mundo que aún debe ratificar la Convención sobre los derechos del niño. Estados Unidos adoptó asimismo una actitud de no cooperación hacia los problemas internacionales de los derechos humanos. A menudo bloqueó o se hizo el sordo hacia las críticas elevadas por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, grupos de trabajo, relatores especiales y altos comisionados de los derechos humanos. El 28 de septiembre de 2015, cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución relacionada con el derecho al desarrollo, los Estados Unidos, como siempre, votaron en su contra (www.un.org).