La esperanza de poner fin al prolongado conflicto en Siria pende de un hilo mientras la violencia sigue marcando el panorama político y militar de este país devastado por la guerra.
Areas que incluyen a Aleppo y Homs, pero que no se limitan a ellas, han resultado particularmente perjudicadas por el aumento de los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y las facciones opositoras en una guerra en la que los civiles y el personal médico a menudo ha sido el blanco de ataques de artillería y de bombas.
Ambas partes contribuyen al caos atroz y las operaciones llevadas a cabo por grupos extremistas como el Estado Islámico y el Frente al-Nusra están empeorando aún más el frágil estado de las cosas porque los ataques se están dirigiendo contra infraestructura como hospitales y centros de salud.
En vista de los recientes acontecimientos, el conflicto sirio corre el riesgo de regresar a los niveles registrados antes de la entrada en vigor de un cese al fuego nacional el 27 de febrero.
La intensificación de las tensiones también está arruinando los esfuerzos ahora en curso para resolver la crisis humanitaria.
En total, alrededor de 778.000 personas que viven en zonas sitiadas y de difícil acceso han recibido ayuda humanitaria multisectorial en lo que va del año, un logro que dio a las conversaciones de paz logradas con la mediación de la ONU un nuevo sentido de dirección.
A pesar de esto y de una tregua considerada histórica por muchos, tres rondas de conversaciones apoyadas por la ONU aún no logran avances tangibles porque los muy arraigados desacuerdos siguen permeando las negociaciones de proximidad.
Percibido por muchos expertos como la única opción viable para Siria, el asunto de la transición política también es el punto en el que más discrepan las delegaciones opositoras.
El gobierno sirio busca establecer un gobierno de unidad nacional de base amplia para incluir a los miembros que rechazan el terrorismo, así como a los opositores que no están sujetos a agendas extranjeras.
El Alto Comité de Negociaciones, grupo aglutinador de las facciones opositoras sirias apoyado por Arabia Saudí, respalda la creación de un órgano gobernante de transición con plenos poderes ejecutivos en el que el presidente actual de Siria, Bashar al-Assad, no tiene cabida.
La liberación de los detenidos de las prisiones del gobierno, el acceso humanitario y el terrorismo también son temas que han sido planteados en repetidas ocasiones por las delegaciones opositoras.
En última instancia, tales divisiones son de importancia secundaria para quienes buscan llegar a acuerdos en los temas poco definidos entre las facciones en guerra desde marzo de 2011.
La catastrófica realidad en el terreno está presionando a los diplomáticos a continuar con los esfuerzos en un intento desesperado por recuperar el rumbo en las conversaciones.
Aunque no se ha fijado una fecha para la próxima ronda de negociaciones para una solución política al conflicto de cinco años, se espera que se reanuden este mes.
En caso de reanudarse, el plan es finalmente abordar asuntos clave a un nivel significativo para evitar más sufrimiento en una crisis que ha dejado alrededor de 400.000 muertos.
De acuerdo con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, de la reapertura de las conversaciones de paz depende una mejora de la vida de los sirios que habitan en las áreas afectadas por el conflicto.
La forma más eficaz de hacer esto es implementar un cese de hostilidades nacional, pero esto ha demostrado ser especialmente difícil en el actual clima de enemistad.
Mientras el gobierno sirio responsabiliza a los rebeldes en Aleppo de violar la tregua de febrero, las fuerzas opositoras acusan a los aviones de combate sirios de atacar zonas bajo control de los rebeldes en el oriente de la ciudad.
Tan sólo la semana pasada, De Mistura informó que un sirio murió cada 25 minutos.
Es en este contexto en el que los presidentes conjuntos del Grupo Internacional de Apoyo para Siria, Estados Unidos y Rusia, acordaron que las conversaciones deben ir acompañadas de una mejora significativa en el terreno.
La débil tregua en Aleppo entró en vigor a las 01:00 hora local del jueves (23:00 GMT) con ese objetivo, en medio de los informes de que los enfrentamientos en la ciudad de importancia simbólica y en sus alrededores han dejado más de 280 civiles muertos desde el 22 de abril.
El resultado de esta tregua localizada de 48 horas podría decidir el destino de Siria, cuyo futuro, como la ONU ha recordado de forma constante, depende de una solución política, no de una militar.