BEIJING, 3 julio (Xinhua) -- Pese a los reiterados llamados de Beijing a la países de fuera a desempeñar un papel constructivo en el tema del Mar Meridional de China, Tokio parece haber incrementado sus acciones de intromisión, al costo de la estabilidad regional y sin pensar en lo más mínimo en sus relaciones con China.
En la más reciente serie de maniobras de Japón para buscar una mayor influencia en el tema, Koro Bessho, embajador nipón ante las Naciones Unidas, dijo el primer día de la presidencia rotatoria mensual de Japón en el Consejo de Seguridad del máximo organismo internacional que pondría el tema en la agenda del consejo de 15 miembros si hay una petición de sus miembros, u otros miembros de la ONU.
Considerando los recientes registros de Japón secuestrando reuniones y foros para destacar su "profunda preocupación" respecto al Mar Meridional de China, las declaraciones de Bessho el 1 de julio podrían ser fácilmente una invitación a las voces contra China, en un momento en que el caso del arbitraje iniciado unilateralmente por Filipinas contra China acapara titulares noticiosos.
Las declaraciones de Bessho también marcaron la segunda de este tipo de prácticas por un alto político japonés durante la semana, pues anteriormente el viceministro de Exteriores Shinsuke Sugiyama aseguró que "seguía de cerca" cómo un tribunal de la ONU fallaba en el caso de arbitraje.
Pese a no ser una parte relevante en la disputa del Mar Meridional de China, Japón ha mostrado un interés excepcional en exagerar el asunto y avivar las tensiones en este vasto mar.
De esta manera, busca lograr ganancias en múltiples frentes, el primero y más importante ganar ventaja contra China respecto a las Islas Diaoyu en el Mar Oriental de China.
Otro de los motivos es consolidar su alianza con Estados Unidos, país que como máxima potencia mundial se impone a sí mismo en el tema del Mar Meridional de China en un claro intento por contener a China.
Mientras los trucos de Japón para avivar las llamas en el Mar Meridional de China podrían garantizarle su reputación de fiel teniente de EEUU, difícilmente coloquen a Tokio en una posición más favorable a la hora de tratar con Beijing.
Y para cualquier observador con una visión clara, lo hecho por Japón en los últimos meses respecto al Mar Meridional de China solo ha complicado más el tema y amenazado con perturbar la estabilidad que ha disfrutado la región durante décadas.
Quien juega con fuego se quema. Para evitar el destino de quedar incinerado por las llamas que este ayuda a prender en primer lugar, Japón no debe perder tiempo para detener cualquier acción contraproducente que aleje mucho más a una solución pacífica definitiva para las disputas.