El ex presidente de Uruguay, José Mujica, aclaró el viernes que su país "no es carcelero de Estados Unidos" aludiendo a los seis ex presos de la cárcel estadounidense de Guantánamo, uno de los cuales, el sirio Jihad Diyab, habría abandonado el territorio nacional.
"Que quede claro, Uruguay le dio refugio a unos tipos que tiraron de Guantánamo bajo esta condición: no somos carceleros. Acá vienen a vivir", sostuvo Mujica, quien autorizó la llegada del grupo de ex reclusos en el cierre de su mandato, en diciembre de 2014.
"Si un día va uno a Rivera (norte), cruza la frontera y se va para el otro lado como tantos, Uruguay no le va a poner un milico (militar) atrás para controlar lo que hace o deja de hacer", enfatizó a periodistas tras un acto de la embajada de Argentina en Montevideo.
Diyab habría viajado a Brasil sin registrarse en migraciones, lo cual ha generado un debate en el sistema político estadounidense y especulaciones sobre si es peligroso para la seguridad de la región.
Consultado sobre Diyab, Mujica reconoció que lo "decepcionó" su "falta de solidaridad con los presos que están en Guantánamo".
Agregó que este refugiado sirio es "libre de salir del país", pero señaló que "cargará con los riesgos que corresponde si entró clandestino a Brasil".
El actual senador del oficialista Frente Amplio (FA) se compadeció del presidente estadounidense Barack Obama por no haber podido cerrar la cárcel de Guantánamo.
En abril, Mujica, quien gobernó entre 2010 y 2015, ya había calificado de pésimo el comportamiento del grupo de seis ex presos de Guantánamo que recibió el país como refugiados en el cierre de su mandato en diciembre de 2014.
Uruguay recibió en diciembre de 2014 a cuatro sirios, un palestino y un tunecino, quienes estuvieron más de una década presos sin juicio en la cárcel estadounidense de Guantánamo sin que se les comprobaran vínculos con el terrorismo.
Como refugiados, estos ex reclusos protagonizaron protestas ante la embajada estadounidense en reclamo de subsidios económicos y apoyo para su inserción.
Además, dos de ellos fueron denunciados por violencia doméstica por uruguayas con las que contrajeron matrimonio y deben utilizar tobilleras electrónicas para ser localizados, por orden judicial.