La Cumbre del Grupo de los 20 (G20) celebrada en la ciudad china de Hangzhou este mes ha sido muy importante para la coordinación económica global al centrarse en los temas correctos, indicó Guntram Wolff, director del Instituto Bruegel, con sede en Bruselas.
"La cumbre de Hangzhou fue una cumbre importante. Puso el énfasis correctamente en ambos lados de la economía: el suministro y la demanda", dijo a Xinhua recientemente Wolff.
La economía mundial se enfrenta a nuevos desafíos ocho años después de la crisis financiera de 2008, con la política monetaria de todo el mundo básicamente en el límite, indicó el director de la institución, que investiga sobre la economía europea y global.
"Necesitamos reformas estructurales importantes por un lado, pero por el otro, también necesitamos políticas macroeconómicas favorables que apoyen la demanda", señaló Wolff. "Esa combinación tiene sentido".
Entre los desafíos claves, afirmó que la desigualdad ha llegado a ser notablemente importante para todo el mundo, a pesar de que existen diferentes problemas nacionales en cada uno de los miembros del G20.
Esto no solo preocupa a los países en desarrollo y de menores ingresos, sino que también crea dificultades a las economías avanzadas, incluidos los países europeos y Estados Unidos.
El salario "está disminuyendo en muchos países en todo el mundo, lo que significa que el porcentaje del ingreso nacional que va a los trabajadores ha descendido", aseveró Wolff en una entrevista con Xinhua durante la reunión del G20, que se celebró a principios de este mes.
En su opinión, la reacción popular que se ve actualmente en varias partes del mundo occidental se relaciona en gran medida con el sentimiento de que la globalización no ha logrado beneficiar a todos, sino solo a un porcentaje reducido de personas de clase alta, especialmente en occidente.
En los países desarrollados, ya no hay crecimiento y el aumento de la productividad es muy bajo. Si perteneces a la clase media en Estados Unidos, no habrás visto un ascenso de los ingresos durante 30 años, lo que supone un aumento de las tensiones, expuso Wolff.
A su juicio, la cumbre del G20 en Hangzhou marcó el tono correcto para responder al problema de la desigualdad, lo que incluye la coordinación mundial sobre los impuestos de sociedades en todo el mundo.
Según puntualizó, la cumbre hizo énfasis en el crecimiento inclusivo, que es "un buen concepto" y que, en su opinión, no significa sólo una distribución más justa de la riqueza social, sino también el acceso equitativo a las oportunidades, la educación y el empleo.
"El concepto de crecimiento inclusivo es mucho más amplio, abarca muchas dimensiones", dijo.
Sobre la gobernanza económica global, afirmó que "el G20 es completamente pertinente e importante". "Como foro, representa la economía mundial cambiante y China ha desempeñado un papel cada vez más importante en el proceso".
El economista elogió a China por abordar el reto de la desigualdad recordando a este respecto que "ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, lo cual es un gran logro".
En cuanto a la economía del país asiático, comentó que su tasa de crecimiento es todavía "bastante alta".
Sin embargo, consideró que la fase de crecimiento dependiente en gran medida del incremento de la inversión debe finalizar en el país asiático.
"En última instancia, el crecimiento de China vendrá del progreso tecnológico y en la productividad total, la productividad laboral y un mejor sistema de educación", vaticinó, al tiempo que recomendó un crecimiento más equilibrado y un sector servicios más fuerte.
En su opinión, "existe una gran transformación que China debe encarar y que puede ser manejada".