Perú y la nueva normalidad de China

Actualizado a las 11/07/2016 - 15:42

Palabras clave：economía,Perú,nueva normalidad

Por William Gonzalo Vega Salas 龚伟力

Hasta hace poco, cada vez que un amigo chino conversaba de negocios internacionales conmigo, se mostraba muy interesado en los minerales, las frutas, las plantas exóticas o en la manera de colocar sus productos en mi región. Sin embargo, hoy en día los temas han ido cambiando: las aplicaciones de los móviles han ido ganándole espacio a los contenedores y se mencionan más los servicios que los productos. Definitivamente, nuestras conversaciones de negocios están cambiando y seguirán cambiando. La pregunta es: ¿Qué está pasando?

En China se ha ido dejando atrás el crecimiento basado en un modelo manufacturero donde el principal motor fue la mano de obra intensiva. Actualmente, el gigante asiático tiene una población económicamente activa en decrecimiento. Este nuevo particular, aunado a un crecimiento de las urbes, el movimiento de gran parte de la población rural hacia las grandes ciudades, entre otras razones, han hecho que para las empresas se eleven los costos y exista una consecuente disminución de las inversiones y la demanda. Desde el año 2011, China ha desacelerado su rápido crecimiento y no hay proyecciones de regresar, en un corto plazo, a los niveles anteriores.

¿Todo esto qué significa para China?

Las actividades económicas y los negocios en China se están reorientando. Desde la manufactura, la inmobiliaria y las finanzas hacia los servicios y la tecnología. Es decir, se está pasando de un modelo de poco valor agregado a un modelo de mayor valor agregado, de un modelo basado en la producción a un modelo basado en la investigación e innovación, de un modelo basado en las exportaciones a un modelo basado en el consumo

¿Y esto qué significa para el Perú？

Si bien es cierto que China seguirá importando materias primas de nuestro país, también es cierto que la demanda y precios de estos productos no tendrán incrementos significativos. Si tomamos en cuenta que la economía de Perú está basada en la exportación de productos primarios como el cobre y la harina de pescado, entonces el efecto de la desaceleración china será negativo para nuestras exportaciones y por ende para toda nuestra economía. La otra pregunta sería: ¿Qué podemos hacer？

Este 28 de Julio, Perú inicia un nuevo periodo de gobierno de 5 años, con bastantes retos y aspiraciones. Podría considerar recomendar algunas medidas como: la flexibilización del visado para ciudadanos chinos que visitan Perú, o crear una visa común que permita a los ciudadanos chinos viajar por varios países de Latinoamérica. Con la tramitación actual, el turismo de nuestra región pierde competitividad, atractivo y se vuelve más costoso que visitar regiones como Europa o Estados Unidos. De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo, China es el líder emisor. Sin embargo, de los 70 millones de turistas que viajaron al exterior en el 2015, menos del 1% arribaron a Latinoamérica. El otro aspecto que considero habría que es el impulso de actividades enfocadas a la exportación de productos naturales, orgánicos y de alto valor nutritivo que pueden ser atractivos para los consumidores chinos. Un gran segmento de este mercado ha ido demostrando que prefiere adquirir calidad y seguridad en su dieta. De igual manera, el Perú debe realizar mayores esfuerzos para atraer fondos chinos de inversión.

Podría continuar con una lista de recomendaciones para ajustarnos a la nueva normalidad de China. Pero sin lugar a dudas estos no son los cambios más importantes que el país necesita, aunque tendrían repercusiones en nuestro crecimiento, son ajustes de orden coyuntural, no de orden estructural. Si hablamos de cambios en la estructura económica, analizando la experiencia de China los cambios que Perú tendría que dar son principalmente enfocados en dos aspectos: educación de vanguardia y fortalecimiento de instituciones.

China, como ya expresé, está pasando de una economía basada en la manufactura que necesitaba una gran demanda de bienes primarios a una economía basada en los servicios y la tecnología. Lo que significa que el conocimiento será altamente demandado. En consecuencia, China requerirá de socios que puedan aportarle un mayor grado de sofisticación en la oferta. La Organización de Cooperación Económica y Desarrollo indicó que en China la mitad de los estudiantes están orientados a las ciencias, ingenierías y tecnología, mientras que en Latinoamérica solamente estudian estas especialidades un quinto de la población. Está ampliamente documentado y verificado que la educación es la mejor inversión y el factor más importante para cualquier país. Ampliando y perfeccionando el sistema educativo del Perú, podremos seguir creciendo junto a China.

El segundo aspecto estructural es el fortalecimiento de las instituciones. En mi opinión, Perú tiene que fortalecer las instituciones que permita que los empresarios puedan dedicarse al 100% a mejorar su producto, a conocer mejor a sus clientes, a innovar. Esto nos permitirá exportar más y mejores productos y ser competitivos en el exterior. En medidas como el apego a la ley, pues el poco respeto y cumplimiento de las mismas, desanima y encarece los negocios, las inversiones y las acciones de emprendimiento. China ya ha entendido esto y mantiene una lucha frontal contra la corrupción, lo cual naturalmente ofrecerá sus frutos.

Perú es un país que aún puede ofrecer mucho a la relación con China. Un país con creatividad, emprendimiento y lleno de oportunidades por descubrir. El encuentro entre las pequeñas y medianas empresas peruanas y los inversionistas chinos es perfectamente compatible. Así como la cooperación entre los emprendedores de ambos países

En esta nueva etapa del desarrollo de China, peruanos y chinos deberán repotenciar nuevas ideas y proyectos de negocios para seguir creciendo juntos dentro de la nueva normalidad.

El autor es peruano y estudia su doctorado en negocios en la Universidad Renmin de China.