El cese al fuego que entró en vigor el sábado en el este de Ucrania trajo una relativa tranquilidad a algunas áreas de la región conflictiva durante el fin de semana.
Las partes rivales intercambiaron acusaciones de violación de la tregua, lo que eleva la preocupación por una posible reanudación de las hostilidades.
En la pequeña localidad de Mariinka, en la región de Donetsk, en el frente de batalla entre las tropas del gobierno y los insurgentes, las armas quedaron en silencio pese a los esporádicos sonidos de disparos de pequeñas armas de fuego.
Los residentes y los soldados que viven en la localidad, cansados de meses de ataques de artillería, prestan poca atención a los disparos.
Por otra parte, el Ministerio de Defensa de Ucrania dijo que la situación de seguridad en algunas áreas en el frente de batalla estuvo lejos de ser segura durante el fin de semana.
El domingo, los insurgentes perpetraron 33 ataques contra posiciones controladas por las fuerzas del gobierno, lo que dejó cinco soldados heridos, dijo Andriy Lysenko, vocero del ministerio.
A su vez, los insurgentes dijeron que las tropas del gobierno realizaron 189 ataques contra sus posiciones con tanques, lanzagranadas y armas pequeñas.
El 21 de diciembre, el Grupo de Contacto sobre la crisis en Ucrania se reunió en Minsk, capital de Bielorrusia, y pidió que las partes en conflicto en el este de Ucrania iniciarán una tregua integral, firme y definitiva a partir de la medianoche hora local del 24 de diciembre.
El conflicto entre las tropas del gobierno y los rebeldes del este de Ucrania inició en abril de 2014 y ha dejado alrededor de 10.000 muertos.
Las dos treguas anteriores fracasaron y las dos partes intercambiaron acusaciones de violaciones al cese al fuego.