Intento de sabotaje contra China en Reino Unido demuestra la mezquindad de Japón

Actualizado a las 06/02/2017 - 14:32

Palabras clave：China,Reino Unido,Japón,mezquindad,sabotaje

Fuente: Global Times

Beijing,06/02/2017(El Pueblo en Línea)-El Sunday Times informó recientemente que Japón ha estado pagando 10.000 libras esterlinas mensuales a la Sociedad Henry Jackson, un centro pensamiento e investigación de Reino Unido, para emitir “alertas” sobre "la amenaza china" e influir en los políticos británicos de alto nivel.

Los medios de comunicación afirman que la Embajada de Japón en Londres pagó a la Sociedad Henry Jackson por difundir propaganda anti-China, a través de figuras públicas como Malcolm Rifkind, ex secretario de Relaciones Exteriores.

Rifkind confirmó que fue contactado por la Sociedad Henry Jackson en agosto de 2016 y se le pidió que su nombre figurara en un artículo titulado "¿Cómo China podría apagar a Gran Bretaña en medio de una crisis?", cuyo contenido critica a Hinkley C, una central nuclear británico-china.

La práctica de distribuir información malintencionada es una clara violación de las normas sociales y la moral. Los medios occidentales no le dieron crédito a semejante engendro nipón y los medios de comunicación japoneses tampoco se hicieron eco.

Este hecho evidencia que sabotear a China es una meta para las misiones japonesas en el extranjero, algo que China jamás haría. El comportamiento nipón revela la bajeza y mezquindad de la diplomacia japonesa, algo que deviene humillante para todo el Este de Asia.

Por 10.000 libras esterlinas, la Sociedad Henry Jackson ha vendido su independencia y su orgullo.

Aún no se sabe si este escándalo es simplemente la punta de un iceberg de una conspiración anti-China o un evento aislado. Tampoco sabemos hasta qué punto otros centros intelectuales de Reino Unido se comportan o comportarían como la Sociedad Henry Jackson.

Algunas críticas de Occidente son tan absurdas e ilógicas que podemos percibir un sesgo o plena hostilidad hacia China. ¿Por qué los intelectuales occidentales, que están siempre tan interesados en defender la objetividad, son tan superficiales en sus premisas y abordajes? ¿Obecede a diferencias ideológicas o a "conspiraciones" geopolíticas como las que urden las embajadas japonesas?

Sorprende que una simple suma de 10.000 libras esterlinas pueda comprar la opinión pública británica. Esperamos que la mayoría de los ciudadanos británicos, al conocer la farsa orquestada por Japón, se sientan tan enojados como los ciudadanos chinos al saber que acuerdos de esta índole se fraguan dentro de Reino Unido.