RIO DE JANEIRO, 21 abr (Xinhua) -- La mitad de los indígenas brasileños sigue enfrentando problemas en los centros urbanos debido a su ascendencia, según un informe presentado con motivo del Día del Aborigen Americano en el que se calcula que 315.000 indígenas tienen problemas por su procedencia.
"Los prejuicios y la discriminación siguen siendo fuertes. Los indígenas que viven en las grandes ciudades son los que realmente se enfrentan a esas situaciones constantemente en su vida cotidiana", explicó ante la prensa Eliandro Pedro de Sousa, del pueblo Wapixana y presidente de la Organización de Indígenas de la Ciudad, con sede en Boa Vista, estado de Roraima.
De todas las ciudades de Brasil, Sao Paulo, la mayor de ellas, es la que tiene la población indígena más grande, con cerca de 12.000 habitantes; seguida de Sao Gabriel da Cachoeira, en Amazonas, con poco más de 11.000; y Salvador, en Bahía, con más de 7.500.
La antropóloga Lucia Helena Rangel, de la Universidad Católica de Sao Paulo, señaló que los indígenas han estado presentes en las principales ciudades desde los tiempos de la colonización, aunque en décadas pasadas la ciudad era un espacio prohibido.
"Ellos se mudaban a las ciudades y no decían que eran indígenas. Ocultaban su origen y sus referencias culturales, por así decirlo". El miedo a la discriminación y las represalias por parte del antiguo Servicio de Protección al Indígena (SPI) les impedían presentarse como tales.
En los años 50, en medio del desarrollo industrial, la migración hacia las ciudades se intensificó. Los que vivían en el campo seguían en busca de empleo en las fábricas y no era diferente con los indígenas, cuenta la profesora.
Incluso la Fundación Nacional del Indígena (Funai), cuya misión es promover los derechos de los indígenas brasileños, se enfrenta a prejuicios y es consciente de la situación de los indígenas que viven en las ciudades, comenta Riley Mendes, coordinador regional de Funai Roraima.
Desde hace muchos años, la selva amazónica dejó de ser el hogar de miles de indígenas. La escasez de alimentos, la deforestación y el avance de las ciudades hacia regiones anteriormente boscosas son algunos de los factores que llevaron a los miembros de los pueblos tradicionales a migrar a las zonas urbanas.
En Manaus, capital de Amazonas, los indígenas están por todas partes. La Fundación Departamental del Indígena estima que entre 15 y 20 mil indígenas de diversos grupos étnicos viven en zonas urbanas de todo el estado.
"Creo que el 90 por ciento de los barrios de Manaus albergan a indígenas", informó Raymond Atroari, presidente de esa fundación.
Aunque buscan mejores condiciones de vida en la ciudad, la mayoría de los indígenas vive en la miseria y tienen dificultades para encontrar trabajo. Su principal fuente de ingresos proviene de la venta de artesanías.
"Las comunidades suelen estar ubicadas en áreas de riesgo. Nunca es un buen lugar", dijo el jefe indígena Moisés Sateré, líder de una comunidad en el barrio de Paz, en el oeste de Manaus, hogar de 14 familias. El también se queja del difícil acceso a los servicios públicos de salud.
"A veces no logramos ser atendidos porque muchos profesionales no son conscientes de nuestra realidad y tienen prejuicios sobre nosotros. Cuando se dan cuenta de que pertenecemos a algún pueblo, dicen medio en broma que tenemos que ir a la aldea para ser atendidos o buscar a Casai (Casa de Salud Indígena). Nos mangonean", dijo el líder indígena.
De acuerdo con Ronaldo Barros, de la etnia maraguá y presidente del Consejo Distrital de Salud Indígena (Condisi) de Manaus, las políticas de salud pública están dirigidas a los indígenas que viven en las aldeas. Los que viven en las ciudades se enfrentan a los mismos problemas que el resto de la población.
"Ellos compiten por los mismos puestos de trabajo y vías de acceso a servicios de salud que los no indígenas en las zonas urbanas", dijo.
En la opinión del padre Roberto Marie de Zalicourt, del Consejo Indigenista Misionero de Amazonas, si quieren preservar sus propias referencias en la ciudad, los indígenas tienen que unirse.
"Hay familias indígenas en todos los barrios de Manaus pero no son reconocidas, por lo que tienden a perder su propia cultura. Sin embargo, pueden conservar sus rasgos particulares cuando están unidos y organizados", aseguró.