Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 23 abr (Xinhua) -- Muy cerca de la Plaza de la Revolución, uno de los sitios más emblemáticos de Cuba, el verdor de un huerto urbano rompe la grisura del paisaje habanero, donde se multiplican las pequeñas áreas dedicadas a la siembra de productos agropecuarios.
Acelgas, coles, lechugas... una gama de vegetales cosechados entre casas y edificios pone alimentos frescos al alcance de los cubanos, como parte de un programa gubernamental iniciado hace tres décadas y que aporta más de un millón de toneladas de productos sobre bases agroecológicas.
Ese programa, que se extiende por todo el país y está presente en prácticamente todas las ciudades más grandes de la isla, se potenció a inicios de los años 90 del pasado siglo con la desaparición del campo socialista europeo, principal aliado político y económico de Cuba.
La necesidad gubernamental de garantizar la alimentación de unos 11 millones de cubanos impulsó un proyecto de agricultura urbana, cuyo principal objetivo hoy es la recuperación e incremento de los huertos urbanos, con el fin de garantizar un surtido de frutas y hortalizas frescas todo el año.
"Los productos van casi de la tierra a la casa", dice a Xinhua la septuagenaria Francisca López, una jubilada que, "al menos una vez a la semana", visita el huerto cercano a su casa en un populoso barrio habanero.
La anciana asegura que desde que se inició el programa, ha sido una fuente de alimentos sanos y frescos que completan la mesa de los cubanos.
Ahora, el gobierno planea invertir más de 96 millones de dólares hasta el año 2020 para potenciar aún más esa producción, de acuerdo con el director ejecutivo de ese programa, Nelson Campanioni, citado por la prensa local.
"La inversión estará dirigida al desarrollo del riego, la producción de semillas, de abonos orgánicos, el manejo agroecológico y uso de energías renovables, entre otros aspectos", dijo el experto en el III Congreso de Agricultura urbana, suburbana y familiar, que acaba de reunir en La Habana a expertos de más de 15 países.
Esa inversión tiene un 80 por ciento de financiación internacional, y el 20 por ciento restante corresponde a créditos estatales cubanos.
Para Campanioni, el incremento y diversificación de la producción de alimentos en Cuba constituye un reto, en medio de las irregularidades de las condiciones climáticas, como la aguda sequía que sufre la isla.
El especialista aseguró que el objetivo estratégico del Programa Nacional "es sensibilizar, capacitar y apoyar a las personas para producir alimentos y crear condiciones para ello", lo que incluye la producción local de semillas, abonos orgánicos, aperos de labranza, biocontroles y otros.
En ese sentido, la directora de Desarrollo del Grupo Empresarial Agrícola, Alina Beltrán, destacó los esfuerzos en los últimos años en el autoabastecimiento de semillas, con lo cual actualmente logran producir el 70 por ciento de las simientes de lechuga, 80 de acelga china y 40 de rábano.
Como parte de los esfuerzos por aumentar la producción, en todo el país funcionan cerca de 4.000 círculos de interés que buscan promover entre los niños la vocación por la agricultura urbana.
En esas instituciones, que muchas veces radican en las mismas fincas de los productores, se enseña a los infantes la siembra y cosecha de hortalizas, vegetales, frutales, ganado menor y condimentos.
De esa manera, se pretende garantizar el relevo productivo de un sector que para 2019 espera obtener un millón 200.000 toneladas en unas 10.000 hectáreas.
La producción agrícola es una prioridad en el programa de "actualización del modelo económico" cubano, que impulsa desde hace una década el presidente Raúl Castro con el aval del Partido Comunista.
La isla destina unos 2.000 millones de dólares cada año para adquirir alimentos en el mercado internacional, aunque el gobierno insiste en que el 60 por ciento de esos víveres pueden ser producidos en el país.