SHANGHAI, 10 jun (Xinhua) -- Rakhmonov Isfandiyor, que viene de Uzbekistán, piensa mucho en la Iniciativa de la Franja y al Ruta, por lo que ha seguido con atención la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) que se está celebrando en la capital kazaja de Astaná.
"Espero que surjan más proyectos a lo largo de la cumbre. Quiero formar parte del plan que beneficia a China, a mi patria y al mundo", destacó el joven, que estudia finanzas en la Universidad Normal Oriental de China, con sede en Shanghai.
Isfandiyor es uno de los más de 200 estudiantes procedentes de países miembro de la OCS: Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán, y de los socios de diálogo de la organización.
El joven apunta que Shanghai, donde ha vivido durante tres años, ha sido una ventana por donde observar China.
"Shanghai ha alcanzado un equilibrio entre la modernidad y la tradición: la velocidad del desarrollo ya no es su máxima prioridad, ahora se preocupa más por los servicios públicos", indica Isfandiyor.
Zogov Manucheha, que procede de Tayikistán, es candidato a doctor en Política en la misma universidad y está interesado en el desarrollo del país.
"Visité numerosas ciudades chinas, algunas del interior son lo que Shanghai parecía hace 20 años, pero tienen sus propios planes que se ajustan a las condiciones locales, y su ritmo de vida se está acelerando", apunta Manucheha.
Manucheha está impresionado por la democracia al estilo chino. Los asistentes a la sesión parlamentaria nacional anual incluyen científicos, profesores, empresarios y trabajadores migrantes.
"Saben lo que sucedió en sus comunidades y, por lo tanto, pueden impulsar la solidaridad y ayudar al país a avanzar por el camino correcto", analiza.
Riabovich Mickhail, que viene de Rusia, se sorprende por el desarrollo social de China.
"En 2014, cuando acababa de llegar, el pago a través de teléfonos móviles y los servicios en línea para pedir taxis no eran comunes, pero hoy, sin embargo, puedo salir a la calle sin efectivo", comenta.
El padre de Mickhail quiere que él trabaje en China tras graduarse, ya que cree que China es el futuro.
"Me dijo que muchas empresas rusas exigen a sus empleados que aprendan chino, y me estoy tomando su consejo muy en serio", añade Mickhail.
A su vez, Orozbaeva Neerim, que procede de Kirguistán, se formó una idea sobre el pueblo chino en casa y esa idea se ha reforzado después de su llegada a Shanghai.
"En los últimos años, muchos trabajadores chinos ayudaron a construir carreteras en mi ciudad natal, trabajaron duro e incluso no descansaban por la noche", destaca Neerim. "Entonces descubrí que la gente de Shanghai también es diligente, son enérgicos y apasionados por la innovación", agrega.
Los estudiantes esperan que China amplíe la cooperación en turismo, educación, seguridad y transporte con sus países de origen.
"Damos la bienvenida a los turistas chinos, tenemos nieve y agua limpias y una vasta pradera", resalta el tayiko Boboev Rustam.