LHASA, 24 ago (Xinhua) -- Los visitantes casi no lo pueden creer. "Mientras un kilo de duraznos corrientes se vende en cerca de 30 yuanes (4,5 dólares), cada uno de los nuestros puede llegar a valer 100 yuanes".
La afirmación es de Sonam Yangkyi, ejecutivo de la zona de demostración de Pure Land Industry en Lhasa, la capital de la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China.
La razón para ese precio es que la gran altitud y la pureza ambiental de esta región hacen de su durazno de invierno una de las mejores y más deliciosas variedades disponibles en el mercado.
Los duraznos son solo una de las muchas frutas que la empresa produce con calidad y propiedades que solo el agua, el aire y el suelo tibetanos hacen posibles.
El proyecto Pure Land (Tierra pura) nació en 2013. Incluye maca, una hortaliza propia de la cordillera de los Andes; crisantemo de nieve, para beber con té; uvas, rosas, ingredientes para medicina tradicional tibetana y carnes y lácteos orgánicos.
En menos de cuatro años, 89 empresas se han vinculado, lo que se ha traducido en una producción de 3.700 millones de yuanes.
La creciente demanda por productos orgánicos y medicina tibetana ha hecho que el proyecto sea replicado en otras partes de la región.
Chamdo, una ciudad del este del Tíbet, lanzó este año la iniciativa Blue Sky and Purity (Cielo azul y pureza), la cual se centra en la cría de pollo tibetano y cerdos, y también en el cultivo de plantas medicinales.
Cielos azules, montañas cubiertas de nieve, y aire y aguas prácticamente libres de polución, son los sellos distintivos del Tíbet, así como los principales motores de su crecimiento sostenible.
Pure Land y Blue Sky han generado empleo y elevado el estándar de vida de los campesinos locales.
En el caso de Pure Land, su zona de demostración, ubicada en el distrito de Quxu, ha creado 127.500 puestos de trabajo, lo que el año pasado llevó a que el ingreso per cápita se incrementara en alrededor de 6,000 yuanes (900 dólares).
El desarrollo de la industria agrícola ha significado, en lugar de un perjuicio, una mejora para el medio ambiente. Para evitar la degradación de los suelos y garantizar que los productos reúnan los estándares orgánicos, Quxu ha prohibido el uso de fertilizantes y pesticidas. En Damxung, otro distrito, la ganadería sostenible protege las praderas del pastoreo excesivo.
"Somos muy conscientes de la importancia de la protección ambiental. Cada producto tiene su precio, pero un ambiente limpio no tiene precio", reflexiona Sonam Yangkyi.