LA HABANA, 7 dic (Xinhua) -- La presencia del presidente cubano Raúl Castro en Antigua y Barbuda para asistir a la VI Cumbre Cuba-Comunidad del Caribe (Caricom) confirma la importancia que da La Habana a sus vínculos con los países del área, que devienen compañeros de lucha frente a retos comunes como el cambio climático.
Castro llegó este miércoles a Saint John, capital antiguana, acompañado de una amplia delegación que incluye al canciller Bruno Rodríguez y los ministros de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, y de Turismo, Manuel Marrero, entre otros.
La magna cita se desarrollará este 8 de diciembre en Carlisle Bay con la participación de jefes de gobierno de los 14 estados que conforman el bloque subregional más Cuba.
Desde hace 45 años, la mayor de las Antillas ve con buenos ojos sus vínculos con las naciones del común Mar Caribe, a las que le unen lazos históricos y culturales.
El 8 de diciembre de 1972, Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago establecieron de forma simultánea relaciones diplomáticas plenas con Cuba, abriendo una profunda grieta en el bloqueo que Estados Unidos levantó contra La Habana desde 1962, de manera oficial.
En aquel momento, la Guerra Fría estaba en uno de sus momentos más calientes con la administración estadounidense de Richard Nixon empeñada en aislar a Cuba, considerada en ese momento como "la apestada" del hemisferio.
La decisión de aquellos cuatro estados, recién llegados a la independencia, fue un acto de valentía política, e incluso de desafío, que ratificó su soberanía y rompió el dique de los caribeños para acercarse a la mayor isla de las Antillas.
En la medida en que iban obteniendo la independencia política, los demás estados anglófonos del Caribe siguieron los pasos de aquel cuarteto y establecieron nexos con La Habana.
A partir de ahí, la cooperación bilateral se desarrolló de manera estable y se incrementó en la década de los 90 cuando, tras la desaparición del campo socialista europeo, Cuba se convirtió en miembro fundador de la Asociación de Estados del Caribe (AEC).
La relación bilateral se ha materializado en el apoyo permanente de la Caricom a Cuba en Naciones Unidas y otros foros internacionales para rechazar la hostilidad de Washington hacia La Habana.
Cuba, por su parte, ha ofrecido a sus vecinos cooperación fundamentalmente en salud, educación y deporte, entre otras áreas de unas sólidas relaciones que también incluyen la formación y capacitación gratuita de jóvenes profesionales.
Fruto del desarrollo de estos nexos fue la primera Cumbre Cuba-Caricom que tuvo lugar en La Habana en 2002, en la que estuvieron representadas Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Trinidad y Tobago, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Surinam.
Luego se efectuaron las reuniones de Barbados en 2005; Santiago de Cuba, 2008; Trinidad y Tobago, 2011 y La Habana, 2014.
En este último encuentro trienal, los mandatarios acordaron el compromiso de fortalecer la unidad e integración regional mediante el diálogo político, la cooperación y el incremento del comercio.
De ahí que en la actual cita, vista como una nueva oportunidad para fortalecer las relaciones de cooperación y solidaridad entre los países de la subregión, resulte momento propicio para fomentar acuerdos en materia de turismo multidestino y mayor conectividad aérea y marítima.
Un asunto de extrema urgencia es la colaboración ante desastres naturales como los provocados en fechas recientes por los huracanes Irma y María, fenómenos que cada año azotan el área con mayor poder destructivo como consecuencia del cambio climático.
También está el asunto de los peligros ante el aumento del nivel del mar y la erosión costera, lo cual amenaza la seguridad alimentaria y los esfuerzos por erradicar la pobreza.
Durante la clausura de la última Cumbre hace tres años, Castro exhortó a estrechar aún más la unidad entre La Habana y la Caricom, así como reforzar el compromiso de continuar el trabajo juntos, de manera incansable, por el desarrollo y la prosperidad de las naciones del área.
Ese llamado mantiene vigencia en víspera de la VI Cumbre, ante el reto de fortalecer la cooperación Sur-Sur y diversificar sus nexos económicos y comerciales, con vistas a construir sociedades más inclusivas y enfrentar vulnerabilidades como pequeños estados en desarrollo.