Por Juan Limachi
LIMA, 9 dic (Xinhua) -- Perú es un país polarizado, pero con esperanzas de mejorar esta situación que es generada por los "fantasmas" del pasado y por los "demonios" del presente, sostuvo hoy sábado el historiador y ensayista peruano Carlos Agüero.
En una entrevista con Xinhua durante la presentación de su última obra, "Persona", en la Feria del Libro Ricardo Palma en la capital peruana el ensayista consideró que en su país no ha habido una verdadera reconciliación tras el conflicto interno armado ocurrido entre los años 1980 y 2000.
Uno de los intentos más serios, recordó, fue propuesto por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) pero, a su juicio, "careció de la fuerza política para que sus recomendaciones pudieran tener efectos en la sociedad; entonces es un hito ético, pero no tiene consecuencias políticas".
Según Agüero, este país no es tan diferente a sus pares latinoamericanos porque comparten los mismos anhelos de progreso en un contexto de modernidad en pleno siglo XXI y también tiene derecho a buscar la reconciliación aunque, a su juicio, no hay esperanzas a corto plazo.
Autor de "Los rendidos: sobre el don de personar" (2015), el ensayista reflexiona en su obra sobre el conflicto interno peruano, que dejó 69.000 muertos, y sobre la memoria de sus padres, quienes fueron militantes de Sendero Luminoso y cuyos ideales dice no abrazar.
"Perú no es tan diferente a Colombia, Argentina, Chile, Centroamérica o Sudáfrica, por más que haya un continente separándonos", afirmó en lo que respecta a los conflictos internos pasados.
Resaltó a los actores políticos que permitieron en Colombia un acercamiento entre los diferentes actores que por más de medio siglo mantuvieron en zozobra al país, pero después de un largo proceso lograron avances significativos.
"Sí creo que ha habido algunas condiciones muy concretas de analizar, políticas que son diferentes en Colombia, por ejemplo, sin que sea un modelo a seguir, lo que ha habido es un esfuerzo consciente de las clases políticas de asumir que el problema existe", anotó.
En su opinión, uno de los primeros pasos que dio la clase política colombiana fue reconocer e identificar el problema y, sobre esta base, trabajaron mucho para construir una agenda post conflicto, de manera abierta, clara, legal y jurídica, y crear instituciones que sustentaron la suscripción del acuerdo de paz.
Con respecto a los problemas "no resueltos", se refirió a la polarización política entre fujimoristas y no fujimoristas, una herencia, afirmó, de los 10 años de gobierno del expresidente Alberto Fujimori, quien actualmente cumple una condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad, corrupción y secuestro.
Otro de los actuales "demonios" que pesan sobre la sociedad peruana se refleja, comentó, en el escándalo de corrupción provocado por el caso del consorcio brasileño Odebrecht, que ha sacudido, entre otros países, también al suyo.
El escándalo ha llevado a la detención del expresidente peruano Ollanta Humala y la orden de 18 meses de prisión preventiva para cinco empresarios del país asociados a Oderbrecht en la construcción de megaproyectos.
Para Agüero, el escándalo, con toda su magnitud, "en realidad lo que hace es brindar una oportunidad -a ver si la tomamos- de no ir a la pequeña corrupción solamente, sino aquella que organiza la economía, y en gran parte organiza la política de muchos países", subrayó.
Ante todos estos "fantasmas" y "demonios", resumió, los primeros años del siglo XXI están sirviendo como "una transición" en Perú que se traduce en un momento de reflexión entre sus ciudadanos.