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Tradición de jineteadas resiste en Montevideo

Actualizado a las 30/03/2018 - 10:46
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Por Gerardo Laborde

MONTEVIDEO, 29 mar (Xinhua) -- El jinete libra una batalla con el potro durante la Semana Criolla en Montevideo, en la cual se muestra en plena capital una vieja tradición del gaucho que habita las pampas de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.

Pero también sostiene una pelea cada vez más fuerte con los grupos protectores de animales que pretenden prohibir la práctica de las jineteadas porque somete y tortura al caballo, según denuncian los activistas.

En la 93 edición de la Semana Criolla, los jinetes ganan, pero los activistas se han adjudicado varias batallas en esta "guerra" en la que pelean por mejorar el bienestar animal.

Esta disciplina, que genera polémica, fue declarada deporte nacional en 2006, y espera en el ruedo del Prado una asistencia de unas 200.000 personas en esta semana.

En un sector de gradas con acceso al ruedo esperan decenas de jinetes ataviados de paisanos, algunos tranquilos, haciendo bromas entre sí, otros concentrados, conscientes de que compiten y se juegan un jugoso premio.

El potro los espera en uno de los palenques.

Luego de escuchar la campana, el jinete debe sostenerse en el embravecido animal durante 12 segundos.

"Nunca hay que perder el miedo", aunque se debe mantener "la confianza", dijo a Xinhua Felipe Ubieta, un jinete argentino que el año pasado tuvo fracturas de hueso a raíz de las caídas.

"Es difícil de explicar. Es lo que nos gusta", señaló Ubieta, de 34 años, quien reconoce que se retiró el yeso "antes de tiempo" para acelerar la recuperación, y se siente orgulloso de volver a representar a su país.

Si el jurado lo premia, el jinete dará la vuelta de honor con la bandera nacional en el ruedo del Prado, quizás la mayor atracción popular en la Semana Santa en Montevideo, cuando la mayoría de los uruguayos disfruta de asueto.

Las largas filas con familias que esperan para acceder al predio en el residencial barrio del Prado demuestran el atractivo que genera este evento.

El intendente de Montevideo, Daniel Martínez, afirmó que es una "fiesta con mucho simbolismo", porque "somos una nación con muchos orígenes y es bueno reconocer esa diversidad".

Inauguradas el sábado pasado, las fiestas incluyen cada día casi un centenar de jineteadas en las categorías de "Pelo", "Basto", "Internacional en Pelo" y "Basto Argentino".

Desde 2014, las autoridades se han esmerado por dar un estricto cumplimiento a la ley de bienestar de los animales, luego de reiteradas protestas de activistas contrarios a ese deporte.

Por ejemplo, las tradicionales espuelas de punta que favorecen el corcoveo han dado paso, en algunas categorías, a las espuelas mochas, que castigan menos a los caballos.

Además, como prueba piloto, la intendencia habilitó a delegaciones de activistas que recorren los corrales para verificar las condiciones previas en las que están los animales.

Estas asociaciones, sin embargo, consideran que se deben eliminar las jineteadas, tal y como ocurrió un día de 1890, cuando se prohibieron por ley las corridas de toros en el país.

"Es una actividad que somete, castiga física y psicológicamente al caballo", denunció la Coordinadora para la Abolición de las Jineteadas, que se moviliza bajo el eslogan "Por un Uruguay sin jineteadas".

Una de las voceras de la coordinadora, Rita Rodríguez, dijo que "muchos lo ven como un espectáculo", pero "no es justo hacer una fiesta mientras se tortura y asesina a un animal".

Para el experimentado jinete argentino Juan Domingo Cañete, de 43 años, los protectores de animales están equivocados.

"Nosotros montamos al caballo 12 segundos, que no es nada y después descansa, capaz que tres o cuatro meses, hasta que vuelve a la jineteada", comentó a Xinhua.

Por eso espera que se mantenga esta tradición, que todos los fines de semana lo lleva a recorrer las jineteadas en Argentina y en países vecinos.

En medio de esta polémica, este viernes de Semana Santa, por segundo año consecutivo, no habrá jineteadas, ya que los montadores pidieron su suspensión por superstición.

El capataz del ruedo, Dante Delgado, dijo tiempo atrás que "nos tenían un poco complicados los graves accidentes".

"Cada cuatro o cinco años se daba un accidente grande los viernes santo", explicó Delgado.

Las asociaciones protectoras de animales esperan que la tranquilidad del ruedo el viernes se extienda el año que viene al resto de la semana, en tanto los jinetes esperan seguir escuchando la clásica campana de salida.  

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