SHANGHAI, 30 ago (Xinhua) -- Después de un mes hospitalizado recibiendo tratamiento, Eduardo Ela Edu Nchama ha aprendido algunas palabras en chino y es capaz de dar las gracias y decir "te quiero" en este idioma.
Este niño de Guinea Ecuatorial tiene dos años. Sus familiares lo llevaron al Hospital Xinhua dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiaotong de Shanghai, en donde le diagnosticaron osteomielitis y pseudoartrosis infecciosa.
La madre y la tía de Eduardo viven en la provincia de Zhejiang, en el este de China. Habían recorrido muchos hospitales de la zona en busca de tratamiento para el niño, pero sin resultados satisfactorios. "Dado que la operación era un poco complicada, nos recomendaron ir a Shanghai o Beijing", explicó la tía del menor, Mía Donna.
La sección de pediatría, creada hace casi 60 años, es el departamento más famoso del citado hospital. Trata principalmente a niños de toda China y, aunque también recibe en ocasiones pacientes extranjeros, han atendido a pocos menores procedentes de África.
Cuando la familia de Eduardo llegó con él a este centro, esperaba un milagro.
El hospital ha decorado sus salas pediátricas con imágenes de diferentes animales y Eduardo estuvo ingresado en la de las jirafas, un animal que vive en África.
Cuando el niño entró por primera vez en el hospital, los médicos de la sala de las jirafas comprobaron que su estado era complicado. "La osteomielitis de Eduardo había causado un defecto óseo muy grande, lo que supone un problema clínico muy difícil. Aunque había sido controlado con ciertos medios médicos antes del ingreso, la operación de la primera etapa era crucial", señaló He Jin, uno de los médicos que atendieron al menor.
El equipo decidió aplicar el tratamiento internacionalmente aceptado para las secuelas de la osteomielitis y el niño se sometió a una operación, que llevó a cabo Chen Ting, un profesional con casi 20 años de experiencia.
"La barrera del lenguaje es un problema especial que nos encontramos durante el tratamiento del niño", relató este médico de 44 años.
Guinea Ecuatorial es el único país de África en el que se habla principalmente español. Para el personal médico ya resulta muy difícil explicar el complicado plan de tratamiento a los padres de los niños chinos, así que en este caso se hizo aún más complejo.
En general en este tipo de pacientes pasan varios años desde el tratamiento a la recuperación y es necesario un seguimiento posterior. "Nuestra idea inicial fue utilizar una aplicación de traducción de voz para superar la barrera del idioma y hacer todo lo posible para que los familiares tuvieran las explicaciones", expuso Chen.
En la sala de las jirafas la jefa de enfermeras Zhu Hui explicó que en el último mes se han centrado mucho en la comunicación. "Nuestro equipo de enfermería utilizó una aplicación de móvil que puede traducir de chino a español", señaló y apuntó que la herramienta permite usar el texto y la voz de forma interactiva y ha dado muy buenos resultados.
De este modo pudieron dar a diario a los familiares del niño indicaciones como en qué momento le correspondía ponerse una inyección o cómo mantener el yeso seco y limpio. A través de la opción de voz se podía incluso lograr que el menor comprendiese algunos mensajes al utilizar el español.
En la sala de las jirafas Eduardo, al igual que otros niños, tuvo acceso a libros con dibujos sobre la historia de la propia sala y, aunque no sabe leer, el libro de colores atrajo su atención y le ayudó a familiarizarse con un entorno desconocido.
Da la impresión de que Eduardo y las enfermeras de esta sala han sido siempre amigos. Tan pronto como ve a Zhu, extiende los brazos para abrazarla. "Incluso cuando le ponemos inyecciones, si estoy a su lado, está muy calmado", destacó Zhu.
Mía Donna manifestó que la familia está impresionada con el personal médico de la sala de las jirafas. "Nos han tratado muy bien en el hospital. Les agradezco mucho porque no teníamos tanta esperanza. Todos son buenos médicos", afirmó.
Eduardo ha regresado a Zhejiang para recuperarse. Entre mediados y finales de septiembre regresará a la sala de las jirafas para una visita de seguimiento y prepararse para una posible segunda etapa del tratamiento.
"Aunque no existen lazos de sangre entre el personal médico y los pacientes, este niño venido de tan lejos ha tocado el corazón de todos. La imagen de nuestra sala es una jirafa, que es originaria de África, y con el proceso de tratamiento de Eduardo se han profundizado los sentimientos por África de los médicos y los enfermeros chinos", relató Zhu.