LA HABANA, agosto 10, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 9 de agosto de 2018 del arqueólogo cubano, Yosvanis Fornaris, revisando una de las piezas de porcelana china en su oficina en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana, en La Habana, Cuba. El arqueólogo cubano Yosvanis Fornaris no sabía que su vida cambiaría cuando en septiembre de 2008 llegó al MNAD de La Habana y su primera tarea fuera resguardar las colecciones ante el inminente embate del huracán Ike. Entrar en contacto con los valiosos fondos del museo, y en especial con las 1,200 piezas de la colección de porcelana china, fue una epifanía profesional que marcaría la vida posterior del estudioso. Desde entonces, a finales de 2008, cuando apenas hacía unos meses de su ingreso a la institución, comenzó la búsqueda de información en bibliotecas para tratar de entender los códigos culturales de la porcelana china. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 10 ago (Xinhua) -- El arqueólogo cubano Yosvanis Fornaris no sabía que su vida cambiaría cuando en septiembre de 2008 llegó al Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de La Habana y su primera tarea fuera resguardar las colecciones ante el inminente embate del huracán Ike.
"En mi primer día de trabajo en el Museo tuve que ponerme a asegurar todo, a proteger las piezas, ante la inminencia del azote del huracán", dijo entre risas Fornaris, un joven convertido en el más importante experto cubano en porcelana china antigua y uno de los más relevantes en el ámbito continental.
Fornaris, de 35 años, había estudiado Educación Artística en una Universidad de La Habana, de la que se graduó en 2006 para irse a impartir clases a futuros instructores de arte.
"Decidí salir del ambiente académico y acercarme más a la práctica", rememoró sentado ante su computadora en una pequeña oficina que comparte con otros especialistas del MNAD.
Entrar en contacto con los valiosos fondos del Museo, y en especial con las 1.200 piezas de la colección de porcelana china, fue una epifanía profesional que marcaría la vida posterior del estudioso.
"Cuando la vi quedé fascinado, aunque no sabía nada de lo que tenía delante. Sin embargo, tenía la intuición de que era algo con valores importantes y decidí dedicarme a estudiarla", recordó.
Desde entonces, a finales de 2008, cuando apenas hacía unos meses de su ingreso a la institución, comenzó la búsqueda de información en bibliotecas para tratar de entender los códigos culturales de la porcelana china.
El conocimiento acumulado le permitió impartir clases a los estudiantes de Historia del Arte de la Universidad de La Habana e incluso ante los miembros de la Sociedad Victoriana de Estados Unidos, en Newport, Rhode Island.
En 2014 ganó una beca para hacer una Maestría en Arqueología en la Universidad de la Cerámica de Jingdezhen, en Jiangxi, donde estuvo cuatro años bajo la tutoría del afamado especialista chino Cao Jianwen.
Durante cuatro años, Fornaris estudió en ese centro, donde fue el primer graduado extranjero de Arqueología con la tesis "Estudio de la porcelana china de la Familia Verde. Período Kangxi. Colección Museo Nacional de Artes Decorativas".
De vuelta a La Habana, el joven académico está empeñado en catalogar toda la colección de porcelana china del MNAD, que, de acuerdo con su conocimiento, "necesita de un estudio metódico a partir de lo que dictan las tendencias más actuales de la ciencia en China".
Confesó que la comida es lo que más extraña de sus cuatro años en Jingdezhen, donde logró dominar el idioma chino con bastante soltura, aunque no oculta la añoranza por los amigos que dejó allá y por "esa carga cultural tan grande que tienen la menor de las acciones que hace un chino en la vida diaria, como tomar el té".
Precisamente, beber té varias veces en el día es una costumbre que trajo de China, donde además aprendió, dijo, la permanente laboriosidad de la gente.
Tras su provechosa estancia en China, Fornaris regresó a Cuba el 10 de julio último y apenas dos semanas después preparó e inauguró la exposición "El esplendor de la porcelana china en el Siglo XVIII", que sirvió para celebrar el aniversario 54 del Museo.
Esa fue la primera vez que se mostró una parte de la colección de porcelanas chinas del Museo, a partir de un criterio curatorial tan calculado.
"Esos cuatro años cambiaron mi vida, no solo en lo profesional, sino también en lo personal y siento que ahora tengo que entregar todo lo que aprendí allá", afirmó rotundo mientras revisa una de las piezas de la colección del Museo.
Al tiempo que elabora dos artículos para una revista especializada, Fornaris prepara un "Estudio del coleccionismo de porcelana china en Cuba", un texto que pretende sea la tesis del Doctorado que espera realizar en China en los próximos años.
Pero mientras llega el momento de regresar a China, pone todo su esfuerzo en la catalogación de la colección del museo habanero y así no deja de seguir las huellas de la antigua porcelana china.