Dawa se dedica a confeccionar trajes tradicionales de la etnia Lhopa. [Foto: Palden Nyima /China Daily]
Por Palden Nyima y Daqiong
Manling, Tíbet, 13/11/2018 (El Pueblo en Línea) - Dawa pertenece a la etnia Lhopa. Él vive en Manling, Región Autónoma del Tíbet. Su municipio tiene una larga tradición en el cultivo de plantas medicinales y ha verificado numerosos aportes al desarrollo de la medicina tibetana.
Rodeada por las montañas nevadas de Nyingchi y densos bosques, esta tierra exuberante y llena de árboles frutales es el hogar de la pequeña etnia de la que Dawa forma parte.
Desde tiempos antiguos, los Lhopas han estado viviendo en la región del Himalaya. Hoy viven aquí 3.000 descendientes.
"Solíamos vivir de la montaña y del bosque. No teníamos ganado. Apenas unos campos limitados para sembrar maíz. Sufrimos una vida miserable, de hambre y dificultades,", afirma Dawa, ex cazador de cincuenta y pocos años.
Como sus antepasados, Dawa también es hijo de un cazador tibetano.
En la montaña la vida era dura. El hogar: una choza de madera que el hambre visitaba.
En 1985 y con el apoyo del gobierno, los Lhopas fueron trasladados al valle y se les proporcionaron nuevas casas, campos y ganado. Dawa recuerda que en 1985 fueron trasladadas unas 80 personas de 18 hogares desde las zonas montañosas hacia la aldea Tsedro.
Desde entonces, el número de hogares ha aumentado a 41 y los disfrutan más de 190 personas.
Dawa es uno de los Lhopas que se benefició con la reubicación. Él trabajó como funcionario y ahora es un reputado fabricante de trajes Lhopa.
"Gracias a la reubicación, nuestros medios de subsistencia mejoraron muchísimo", admite Dawa. "Tuvimos la oportunidad de beneficiarnos de las comodidades modernas y la tecnología, y ahora nuestra gente se beneficia de la construcción de carreteras, de mejores niveles de educación, mejores condiciones de vida, higiene y buena alimentación."
Por ejemplo, en aquellos días que vivían en la montaña, los Lhopas solamente tenían acceso a un médico que llegaba desde una aldea lejana y era incapaz de tratar enfermedades que no fueran menores.
“Las comadronas ayudaban con los partos. La mortalidad infantil era alta debido a las lesiones y otros problemas evitables”, recuerda Dawa.
Ahora, residiendo en Manling, los Lhopas tienen una clínica en su pueblo. “Y gracias al seguro, el gasto médico está parcialmente cubierto”, indica Dawa. Además, su familia percibe ahora un ingreso razonable.
El creciente número de turistas le motivó para iniciar su propio negocio de vestuarios tradicionales Lhopa.
Este negocio contribuye a los ingresos familiares desde hace diez años. Aunque para Dawa es algo más que una vía de obtener ingresos. Lo asume como un baluarte de cultura e historia.
"Hoy en día, no hay muchas personas que puedan confeccionar nuestros vestuarios tradicionales. Nuestra cultura necesita ponerse al día y avanzar al compás de los cambios", observó Dawa, y enfatizó que el vestuario Lhopa está catalogado como patrimonio cultural intangible regional.
Dawa aprendió de los ancianos que vivían en la montaña. Aunque la obtención de materiales genuinos -como las pieles de los animales- hoy es todo un reto.
En lugar de cazar, ahora se compran materiales artificiales disponibles en el mercado. A veces, algunas personas utilizan pieles de animales que conservan desde hace décadas.
Además de la confección de ropa tradicional y el cultivo de hierbas medicinales, la familia de Dawa también cría cerdos tibetanos. Durante el 2017, el ingreso familiar ascendió a los 60.000 renminbi anuales (8.650 dólares).
De acuerdo con las estadísticas del gobierno, el año pasado el PIB de Manling alcanzó los 1,4 mil millones de renminbi, cifra 321 veces superior a la obtenida en 1978, fecha en que se inició el proceso de reforma y apertura económica. Asimismo, las ganancias del año pasado ascendieron a 123 millones de renminbi, un desempeño muy superior a los escasos 175.000 renminbi que ganaron en 1978.
Dawa considera que confeccionar vestuario tradicional es un trabajo muy importante. Para él y su gente, son piezas hermosas. Y las generaciones más jóvenes podrán leer la historia en su propia ropa.
"Espero transmitir a mis hijos y a otros jóvenes del pueblo los secretos y habilidades de confeccionar vestuario Lhopa", prometió el ex cazador tibetano. "Iniciaré un taller para que ellos aprendan mis conocimientos."
Una tarde que oscureció de golpe, Dawa enseguida encendió la luz eléctrica y siguió cosiendo jubiloso: la habitación estaba llena de luz y calidez.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)