[Foto: Ma Xuejing/China Daily]
Por Manish Bapna
Katowice, Polonia, 23/11/2018 (El Pueblo en Línea) - A medida que los negociadores se preparan para la XXIV Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, a celebrarse en Katowice, Polonia, el mundo se encuentra en una encrucijada existencial: puede continuar en un camino de progreso gradual, aunque insuficiente, o transformarse a una alta velocidad para evitar los peores efectos del aumento de la temperatura global.
Afortunadamente, nuestra comprensión de los beneficios económicos de las acciones contra el cambio climático es mayor que nunca. El mundo debe despertar para aprovechar estas oportunidades o afrontar las consecuencias crecientes de la inacción. Las decisiones que tomemos hoy marcarán la diferencia entre las generaciones venideras.
Sabemos por el informe especial del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, publicado el mes pasado, que la ventana para evitar que la temperatura mundial aumente por encima de los 1,5 grados centígrados se está cerrando. Necesitamos una transformación importante e inmediata a través de los sectores económicos, incluyendo la forma de generar y utilizar la energía, la planificación y el uso de las ciudades, la manera de produccir y consumir los alimentos y el perfeccionamiento en el manejo y protección de los bosques. Sabemos que cada fracción adicional de un grado de calentamiento puede tener un impacto negativo en el crecimiento económico, la prosperidad y la calidad de vida de todo el planeta.
El Acuerdo de París, forjado en 2015, reunió al mundo en torno a la meta de elimitar las emisiones por debajo del aumento de 2 grados. Hoy en día muchos gobiernos nacionales están avanzando, aunque no al ritmo necesario. Pero es alentador verificar el progreso de sectores comerciales, ciudades, provincias y países.
Muchas empresas se están moviendo más rápido que los gobiernos para adoptar estrategias que logren bajar las emisiones de carbono. Cerca de 500 empresas se han comprometido en establecer objetivos, basados en la ciencia, para reducir las emisiones de calentamiento climático en consonancia con el Acuerdo de París. Más de 150 empresas importantes, con un ingreso anual combinado de 2,75 billones de dólares estadounidenses, se han unido a la iniciativa TODOLAR, comprometiéndose en potenciar las energías renovables en todas sus operaciones.
En el sector financiero, hay más de 500 empresas y organizaciones con capitalización bursátil combinada de más de 7,9 billones de dólares estadounidenses que se han comprometido públicamente en apoyar las recomendaciones del grupo de trabajo sobre las divulgaciones financieras relacionadas con el clima, que reconoce la necesidad de revelar -de forma voluntaria y consistente- la información sobre los riesgos financieros relacionados con el cambio climático para que los inversores, prestamistas y aseguradores estén al corriente del peligro.
A pesar de la oposición de la administración Donald Trump, también en los Estados Unidos hay indicios de impulsar acciones contra el cambio climático. Por ejemplo, una nueva ley en California -la quinta economía más grande del mundo- propone que toda su electricidad debe ser generada para el 2045 con energías renovables y fuentes cero carbón. Recientemente, California se unió a otros dos gobiernos provinciales en Canadá, Ontario y Quebec, para crear el segundo mercado de carbono más grande del mundo.
Nuevas investigaciones llevadas a cabo por el compromiso de Estados Unidos demuestran que las políticas ya adoptadas por Estados Unidos, a nivel de ciudades y negocios, reducirán las emisiones estadounidenses en un 17 por ciento para el 2025, en comparación con los niveles del 2005. Con la acción adicional federal, Estados Unidos podría lograr una reducción del 28 por ciento en 2025, sobrecumpliendo su compromiso de París, cifrado en una reducción de un 26 por ciento.
Las principales ciudades globales están avanzando también con pasos firmes. En el marco del Pacto Mundial de Alcaldes, más de 1.600 ciudades se han comprometido con la acción climática. En conjunto, estas ciudades podrían reducir las emisiones equivalentes a 1,4 gigatoneladas de carbono en 2030, y 2,8 gigatoneladas en 2050 (en comparación con los negocios, como de costumbre). París, por ejemplo, pretende ser cero carbono e implementar 100 por ciento la energía renovable para el 2050. Y Copenhague tiene un plan para convertirse en la primer capital cero carbono en el 2025.
Las empresas, las regiones y las ciudades actúan porque el incentivo para el desarrollo económico con bajas emisiones de carbono es cada vez más fuerte: beneficia la salud de las personas, mejora la eficacia e impulsa la innovación. De acuerdo a la investigación llevada a cabo por la nueva economía, hasta el 2030 la acción climática audaz podría producir 26 billones de dólares estadounidenses en beneficios económicos globales, en comparación con el desempeño de las empresas tradicionales. A pesar de estos brillantes puntos de luz, sigue la tendencia al ascenso de la temperatura global. Esto podría ser catastrófico. Es por ello por lo que los gobiernos nacionales deben intensificar las ambiciosas decisiones de implementar políticas e inversiones que aceleren la transición hacia bajas emisiones de carbono.
En los últimos años, China ha sido un importante actor mundial en esta crucial etapa climática, especialmente para ayudar a redactar el Acuerdo de París. El país fijó un objetivo nacional de reducción de emisiones para el 2030, aunque muchos expertos sugieren que podría lograrse antes de lo previsto. Además, China ha invertido mucho en energía renovable y vehículos eléctricos, valor que representa más de un tercio de todos los vehículos eléctricos del mundo. De hecho, se espera que este año sus ventas superen un millón de unidades.
Pero las emisiones chinas de carbono continúan aumentando, y su consumo de carbón también aumentó durante el 2017. Además, el país debe evaluar sus inversiones en otros países para asegurar que sean climáticamente inteligentes y económicamente sólidas. Al impulsar su estrategia de desarrollo con bajas emisiones de carbono, China puede beneficiar a sus propios ciudadanos mientras alienta el crecimiento de otros países a elevar su ambición.
Ante los crecientes impactos climáticos - desde incendios forestales en California hasta tifones antes no vistos azotando el Pacífico-el mundo debe volver a comprometerse con una acción climática audaz. La economía es clara, y los pasos acordados no serán suficientes. Ha llegado la hora de un cambio decisivo hacia una economía innovadora, productiva y con bajas emisiones de carbono.
El autor es vicepresidente ejecutivo y director general del Instituto de Recursos Mundiales.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)