PARIS, 14 dic (Xinhua) -- El gobierno francés planea fuertes medidas de seguridad, la movilización de miles de oficiales y el uso de vehículos blindados para enfrentar nuevas amenazas de violencia pues los "Chalecos Amarillos" están listos para realizar el sábado una nueva ronda de protestas nacionales, a pesar de las medidas del presidente Emmanuel Macron para sofocar el enojo público por ingresos deficientes y el creciente encarecimiento de la vida.
"Movilizaremos medios similares a los de la semana pasada en términos de recursos, potencia y estrategia", dijo a la radio RTL el jefe de la policía Michel Delpuech, quien agregó que tenemos que estar preparados para el peor de los escenarios".
Al igual que el fin de semana pasado, 89.000 elementos de seguridad serán desplegados el sábado en las ciudades de toda Francia. En París, 8.000 oficiales se encargarán de mantener la calma en la capital, en donde por segunda semana consecutiva se emplearán vehículos blindados en las calles.
Policías antimotines protegerán sitios históricos como el Arco del Triunfo y evitarán que los manifestantes se acerquen al Palacio del Elíseo y a la Asamblea Nacional, además de que se realizarán revisiones de rutina de la identidad y las mochilas de los manifestantes.
A diferencia del sábado pasado, atracciones como el Museo del Louvre y la Opera Garnier estarán abiertos este fin de semana, al igual que tiendas departamentales de lujo como las Galerías Lafayette y Printemps.
Un total de 136.000 "Chalecos Amarillos", que llevan cuatro fines de semana consecutivos de protestas, salieron a las calles el 8 de diciembre para denunciar el liderazgo de Macron, quien, en su opinión, busca ganarse a las grandes empresas y hace poco por los trabajadores peor pagados.
Sin ningún líder aparente, el movimiento de los "Chalecos Amarillos", de gran visibilidad por los chalecos que llevan puestos y que los conductores guardan en sus autos, fue creado en las redes sociales. Cuando comenzaron el 17 de noviembre, las protestas eran por el aumento al impuesto al combustible que de acuerdo con Macron es necesario para combatir el cambio climático.
Desde entonces se han convertido en un levantamiento más amplio que denuncia los apuros de las familias y el elevado costo de la vida provocados por la política fiscal y económica del presidente que, afirman, favorece a los ricos. Algunos piden la renuncia de Macron.
Macron ofreció esta semana más concesiones para apagar el clamor social por medio de "un plan de emergencia económico y social" que ofrece un aumento al salario mínimo e incentivos fiscales.
También eliminó los impuestos a las horas extras, redujo impuestos a los pensionados y ofreció un bono de fin de año a los trabajadores.
Desde entonces, la acción social parece estar perdiendo fuerza y algunos de los representantes del movimiento han señalado que están abiertos a detener las protestas y a acercarse a la mesa de negociación con el gobierno.
Por otra parte, otros señalan que las concesiones de Macron no son suficientes y han coordinado en las redes sociales un quinto fin de semana de acción en la que cerca de 10.000 participantes afirman que participarán.
En una conferencia de prensa ofrecida después de una reunión de los líderes de la Unión Europea realizada hoy en Bruselas, Macron dijo que "Francia necesita calma, orden y el regreso a la normalidad".