Por Zhou Xiaozheng, Xu Feng
BEIJING, 1 ene (Xinhua) -- Exactamente hace 40 años, Beijing y Washington establecieron oficialmente relaciones diplomáticas, terminando así cerca de tres décadas de aislamiento, hostilidad e incluso confrontación entre dos grandes países con una población combinada de más de mil millones, dando un nuevo inicio al curso de la historia y la política internacional.
Justo como la "diplomacia del pimpón", que marcó un deshielo en las relaciones entre China y Estados Unidos, el establecimiento de lazos diplomáticos fue otra sabia y resuelta decisión de los líderes chinos y estadounidenses de ese entonces, que tuvo un gran coraje político y una visión a largo plazo. En las últimas cuatro décadas los sucesores han seguidos sus pasos, guiando la relación bilateral hacia adelante y atravesar las complejidades y dificultades para mantener un desarrollo generalmente estable y fluido.
"Hay miles de razones para hacer que la relación entre China y EEUU funcione, y ninguna razón para romperla", dijo el presidente de China, Xi Jinping, durante la primera reunión con su contraparte estadounidense, Donald Trump, en Mar-a-Lago, estado de la Florida, en 2017. Definitivamente, la relación entre China y EEUU es considerada por muchos como la relación bilateral más importantes del mundo.
El avance de la relación entre China y Estados Unidos en los últimos 40 años no es más que asombroso, superando las expectativas de la mayoría de las personas. El comercio bilateral creció desde una cifra insignificante como los 2.500 millones de dólares al final de la década de 1970 a más de 580.000 millones de dólares en 2017, mientras la inversión acumulada de dos vías pasó de ser prácticamente nulo a representar más de 230.000 millones de dólares.
Aún más sorprendente es el rápido cambio en las relaciones entre las personas. Los chinos, que algunas vez consideraron tener "relaciones en el exterior", especialmente familiares o amigos en Estados Unidos, como un tabú político y social, ahora envían con fervor a sus hijos, entre 200,000 a 300,000 al año, a estudiar en EEUU.
Los norteamericanos también dejaron al lado el llamado "miedo rojo" y empezaron a abrazar símbolos chinos como el Kung-fu o los pandas gigantes, e incluso la aprendizaje de la lengua china cuando ellos profundizaron los entendimiento sobre China, país considerado anteriormente como "el misterioso estado comunista".
El Océano Pacífico, que alguna vez sirvió como un "foso natural" para bloquear el transporte directo entre los dos continentes, ahora es sobrevolado por más de 300 vuelos directos de ida y vuelta cada semana, los cuales transportan en total más de cinco millones de visitantes cada año.
El 40 aniversario de los lazos diplomáticos entre China y EEUU coincide con los 40 años de la reforma y apertura de China. El tremendo éxito económico y progreso social que China ha alcanzado en los últimos 40 años es resultado primordialmente de la diligencia, creatividad y dedicación del pueblo chino, pero también es un beneficio del apoyo y colaboración del resto del mundo, incluido Estados Unidos.
En respuesta, el rápido desarrollo de China nunca ha dejado de fusionarse con el resto del mundo y el país ha desempeñado su papel como miembro responsable de la comunidad internacional. Cuando estalló la crisis financiera global en 2008, China mantuvo el espíritu de "todos en el mismo barco", y tomó acciones rápidas y se unió a los demás en un esfuerzo concertado para contener la crisis y ayudar a traer de regreso al camino a las duramente golpeadas economías de EEUU y del mundo.
Cuarenta años después, la cooperación, que pudo ser una de las muchas opciones para China y Estados Unidos en el Día Uno de sus repuestas relaciones, se ha convertido en la mejor y única opción correcta. La colaboración entre China y Estados Unidos no solo ha creado un inmenso desarrollo de oportunidades sino que ha traído beneficios sustanciales para ambos países, ambos pueblos y también ha ayudado a remodelar el orden mundial, acelerar la globalización y mejorar la gobernanza global, así como servir como una fuerza motriz para la paz global y la prosperidad.
Sin duda, las últimas cuatro décadas no han sido un camino uniforme para las relaciones entre China y Estados Unidos. Incluso sus relaciones económicas y comerciales, ahora consideradas como la "piedra de lastre de las relaciones bilaterales", ha experimentado idas y vueltas, desde las duras "restricciones de la cuota de textiles y prendas de vestir" y la tediosa revisión anual del estatus de "Nación más Favorecida", a las prolongadas conversaciones sobre la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio, así como las actuales fricciones económicas y comerciales. También parece ser un tema de eterno debate en EEUU si China debe ser vista como un "aliado" o una "amenaza" y si EEUU debe adoptar una estrategia de "colaboración" o "contención".
Como dos países importantes con diferentes sistemas sociales, caminos de desarrollo y antecedentes históricos y culturales, es natural para China y EEUU tener desacuerdos y causar problemas. Pero dichos desacuerdos y problemas no impidieron a los dos países normalizar sus relaciones bilaterales hace 40 años, tampoco deberían alentar hoy el descarrilamiento de las relación bilateral.
Ambos, siendo grandes naciones con pueblos grandiosos, China y EEUU no deben temer a una competencia justa, racional y saludable, sino que deben ser los suficientemente inteligentes como para evitar un juego de suma cero, que conlleva a un alto riesgo de arrastrar a ambas naciones a una situación de pérdida, conflicto y confrontación.
En un momento en el que el mundo está ante cambios profundos y sin precedentes y lleno de riesgos y dudas, la comunicad global espera una colaboración aún mayor entra las dos economías más grandes, con el fin de ayudar a la humanidad a reforzar su respuesta a numerosos retos comunes como el cambio climático, el terrorismo, la proliferación nuclear y los crímenes transnacionales.
Cuarenta años después, la relación entre China y EEUU está otra vez en un punto crítico, dejando a muchos en vilo o en un estado de especulación. Los últimos 40 años deben ser una guía, imponiendo la comprensión y la cooperación ganar-ganar sobre las dificultades y los desafíos, y la cooperación debería permanecer como el centro de las relaciones bilaterales en el largo plazo.
Es de lo más reconfortante y estimulante que tanto los presidentes Xi y Trump, en sus intercambio de mensajes de felicitación sobre el aniversario como en otras múltiples ocasiones de interacción a alto nivel, saluden el impulso por una mayor cooperación y mayor progreso en las relaciones entre China y EEUU.
La historia ha probado que la cooperación es la mejor opción para ambos, dijo Xi en el mensaje, mientras Trump señaló que es su prioridad promover la cooperación y las relaciones constructivas entre EEUU y China.
Desde Mar-a-Lago a Beijing y Buenos Aires, las reuniones y comunicaciones directas entre los dos jefes de estado han demostrado una buena química personal y una buena relación de trabajo, y han desempeñado un papel insustituible en la navegación de las relaciones bilaterales a través de aguas inexploradas. El mundo tiene grandes esperanzas de que ambos tengan éxito.