RIO DE JANEIRO, 7 feb (Xinhua) -- El robot que limpia el suelo de las casas y reconoce objetos y paredes, los check-ins en los aeropuertos, operadoras virtuales e incluso el camarero en forma de tableta electrónica que permite elegir la comida son algunas de las pruebas del avance de la tecnología y como va sustituyendo en algunos sectores a personas.
Un estudio inédito realizado por el Laboratorio de Aprendizaje de Máquina en Finanzas y Organizaciones de la Universidad de Brasilia (UnB) a lo largo de 2018, analizando 2.602 profesiones brasileñas, mostró que en los próximos 7 años, los robots pasarán a realizar 30 millones de empleos en Brasil que actualmente están en manos de personas humanas.
Concretamente, en 2016 el 54 por ciento de los empleos formales en Brasil podrían ser ocupados por robots y programas de ordenador.
Teniendo en consideración el número de trabajadores con contrato formal que había en Brasil en 2017, el estudio llegó a la conclusión que 25 millones de personas (el 57,3 por ciento de la masa laboral brasileña) ejercían funciones con probabilidad muy alta (por encima del 80 por ciento) o alta (el 60 por ciento) de automoción e los próximos años.
"Cada vez más, los brasileños van entrando en una nueva fase del avance de la tecnología sobre los puestos de trabajo. Primero, las máquinas sustituirán actividades más simples, como funciones en líneas de montaje en las fábricas, aunque con el avance de la robótica y de la inteligencia artificial, hay una amenaza cada vez mayor sobre profesiones que requieren habilidades complejas", explicó a Xinhua uno de los profesores responsables del estudio, Pedro Melo.
El avance de las tecnologías generó en todo el mundo dos corrientes de pensamientos sobre el futuro de las profesiones. Una es más pesimistas, conocida como "robocalipsis", que defiende que la inteligencia artificial causará un gran aumento del desempleo.
La segunda teoría, optimista, considera que el desarrollo de la inteligencia artificial supondrá la adaptación de los empleados, pero que creará una demanda de empleos en tareas que no pueden ser realizadas por robots, y profesionales más creativos.
Melo es favorable de esta segunda teoría. "Habilidades como la originalidad y la inteligencia social son características difíciles de automatizar, según mostramos en el estudio. Por esto, cuanto mayor es la subjetividad y la complejidad de la tarea, menor es la posibilidad de que un ordenador la realice en lugar de un humano".
Según el investigador, "algunas profesiones desaparecerán, pero soy optimista. Se perderán aquellos empleos que realizan actividades de rutina y que pueden ser automatizadas, como el ascensorista. Y otras se adaptarán".
Melo resalta que los países en vías de desarrollo tienen más problemas para el avance de la automatización, ya que no suelen recoger datos de "calidad", como los componentes esenciales para alimentar las máquinas, y así, enseñarlas a realizar sus funciones.
Otro punto a tener en cuenta es el ético-social. "Será que todo el mundo estará confortable, por ejemplo, andando en un coche sin el conductor? En caso de un accidente, quién será el responsable?", se preguntó el investigador.
El estudio se realizó con base a la Relación Anual de Informaciones Sociales (RAIS), utilizando informaciones del Ministerio de Trabajo. Los investigadores entrevistaron 69 académicos y profesionales especialistas en el aprendizaje de las máquinas, una forma de inteligencia artificial en la cual los ordenadores analizan grandes conjuntos de datos para hacer proyecciones o identificar padrones y anomalías.