BEIJING, 14 mar (Xinhua) -- A lo largo de las décadas, unos cuantos observadores occidentales han predicado varias formas de teorías sobre la "amenaza de China" o el "colapso de China", pero ninguna se ha acercado a la realidad.
Desde la fundación de la República Popular China en 1949, el país se ha convertido en la segunda mayor economía del mundo, con un producto interno bruto que ya supera los 90 billones de yuanes (unos 13,4 billones de dólares). También ha logrado un progreso tremendo en la cultura, la sociedad y otros campos.
A diferencia del surgimiento de unos pocos países que fue acompañado por la guerra y el saqueo de otros, China se ha ganado su desarrollo a través del trabajo arduo de su propia gente.
Durante las "dos sesiones" que por estos días se celebran en Beijing, los legisladores y asesores políticos nacionales de China han deliberado sobre temas clave relacionados con el desarrollo de la nación, desde la reducción de la pobreza hasta la promoción de innovaciones y la nueva ley sobre inversión extranjera.
El informe sobre la labor del gobierno presentado a los legisladores para su deliberación reafirmó el compromiso de China con el camino del desarrollo pacífico, la apertura de beneficio mutuo y la construcción de una comunidad de destino de la humanidad.
China seguramente se hará más fuerte pero no asertiva, ya que en las tradiciones y los genes nacionales del país reside una creencia en el desarrollo pacífico.
Un viejo refrán chino dice: "Un país guerrero, por grande que sea, está destinado a perecer". A lo largo de la historia, el pueblo chino ha creído que los fuertes y los ricos nunca deben acosar a los débiles o pobres.
En los años transcurridos entre la primera Guerra del Opio, en la década de 1840, y 1949, el salto hacia la modernización de China fue interrumpido en varias ocasiones. Con recuerdos profundos del flagelo de las agresiones extranjeras, el pueblo chino tiene muchos motivos para apreciar la paz, y nunca quiere ver a otros sufrir de la misma manera.
China no desea ninguna interrupción en su viaje hacia la prosperidad y la revitalización nacional. La hegemonía nunca ha sido y nunca será su elección.
Perfectamente consciente del valor de un entorno de desarrollo estable, China ha contribuido durante mucho tiempo a mantener la paz en la región y en el mundo, no con palabras vagas sino con acciones.
Desde la península coreana hasta el Mar Meridional de China u Oriente Medio, China siempre defiende el diálogo pacífico.
Desde 1990, China ha enviado 40.000 de sus cascos azules a alrededor de 30 operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, el mayor número entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad del organismo. También es el segundo mayor país donante para las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU.
Como firme partidario y promotor del multilateralismo, China defiende un sistema internacional centrado en las Naciones Unidas.
Desde la antigüedad, el pueblo chino siempre ha creído y anhelado un mundo de armonía universal. La construcción de una comunidad de destino de la humanidad es una continuación de esa filosofía en la era de la globalización.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China en 2013, es un paso concreto dado por el país para lograr un desarrollo común a través de la conectividad de las infraestructuras.
Un total de 123 países y 29 organizaciones internacionales han firmado acuerdos con China para participar en esa iniciativa.
Para aquellos que aún tienen dudas, nunca es demasiado tarde para abordar el tren de la cooperación de ganancia compartida.
Para aquellos que obstinadamente se adhieren a la anticuada mentalidad de suma cero, su intento de desalentar a otros a unirse a la iniciativa será inútil.
El desarrollo de China ha traído y seguirá brindando enormes oportunidades al mundo. Una China próspera será una fuerza para la paz y el desarrollo en todo el mundo.