GINEBRA, 22 ago (Xinhua) -- Los microplásticos que hay en el agua potable no suponen un riesgo para la salud de acuerdo con la "información limitada" que se tiene, aseguró este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"En base a la información limitada que tenemos, los microplásticos en el agua potable no parecen suponer ningún riesgo para la salud en los niveles actuales. Sin embargo, debemos seguir investigando. Tenemos también que detener el aumento de contaminación plástica en todo el mundo", dijo María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Factores Sociales de la Salud de la OMS.
Según añadió, "debemos saber con urgencia más sobre el impacto en la salud de los microplásticos porque están en todas partes".
Por término medio, una persona podría estar ingiriendo, cada semana, unos cinco gramos de plástico, el equivalente a una tarjeta bancaria, de acuerdo con un estudio publicado en mayo pasado por la Universidad de Newcastle (Australia).
El documento sugiere que la gente consume unas 2.000 piezas diminutas de plástico cada semana, lo que equivale a unos 21 gramos por mes, es decir, más de 250 gramos al año.
"Estos hallazgos deben servir como una llamada de atención a los Gobiernos. Los plásticos no solo están contaminando nuestros océanos y vías fluviales y matando la vida marina, sino que están en todos nosotros y no podemos evitar consumirlos", dijo Marco Lambertini, director general del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) Internacional.
En marzo del año pasado, otro estudio de la Universidad Estatal de Nueva York concluyó que el 90 por ciento del agua embotellada está contaminada con partículas de microplásticos.
En el informe, el análisis de 259 botellas de 19 ubicaciones en nueve países de 11 marcas diferentes encontró una media de 325 partículas de plástico por cada litro de agua vendida.
Estas partículas diminutas pueden proceder de varias fuentes, como fibras textiles, micropartículas en algunas pastas de dientes o piezas mayores de plástico que se van fragmentando cuando se tiran y quedan expuestas a los elementos.
Todas estas sustancias llegan a los ríos y océanos, y pueden ser alimento de los peces y otros animales marinos, acabando así en la cadena alimentaria.
La OMS recomienda que los suministradores de agua potable y los reguladores den prioridad a eliminar los químicos y los patógenos microbianos que suponen un riesgo para la salud humana, como los que causan enfermedades diarreicas mortales.
"Es urgente y esencial una acción global para abordar la crisis", afirmó Lambertini.