Ahora yo
sigo siendo un gourmet bien conocido.
Hay una “leyenda” circulando desde
hace mucho tiempo
de que cada día puedes disfrutar un desayuno
diferente durante una estancia de un mes en Wuhan.
Ahora puedo decirte
responsablemente que si quieres,
¡Puedes vivir 100 días con un desayuno
diferente cada día!
Por la mañana, bajo a la calle y como
fideos secos calientes y
un plato de tofu de mariscos,
servido con ponche dulce de huevo,
que me pone de buen humor para comenzar el día.
A mediodía, la familia nos sentamos juntos,
cocinamos una olla de sopa de costillas de cerdo,
pescado de Wuchang al vapor
y cuello de pato, de lo que nunca me canso de comer.
¡Perfecto!
Por la noche después de trabajar,
con tres o cinco amigos,
junto vamos a un puesto de aperitivos en la acera y
pedimos una olla grande de cangrejos de río
servida con una decena de botellas de cerveza fría.
Esta es la vida nocturna maravillosa en Wuhan.
He escuchado que a las personas que les gusta la gastronomía,
les resulta algo muy atractivo.
Soy el mejor ejemplo.
Durante todo el año,
mi atractivo no cambia.
En primavera,
soy tan romántica como los cerezos en flor de la Universidad de Wuhan.
En verano,
soy tan apasionada como las flores de loto del Lago Este.
En otoño,
soy tan suave como los juncos en la orilla del río Hankou.
En invierno,
soy tan elegante como la flor de ciruelo al pie de la colina Moshan.