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ESPECIAL: Bodega argentina de máximo nivel apunta a conexión con China

Actualizado a las 26/06/2015 - 11:00
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MENDOZA, Argentina, 25 jun (Xinhua) -- China como mercado, pero también como inspiración por su cultura, sus tradiciones y su futuro, es una de las ideas que tiene en mente el español José Manuel Ortega Fournier, quien en 1999 dejó su trabajo en la banca tradicional de inversión y apostó por desarrollar una bodega en la provincia argentina de Mendoza, en el oeste del país.

Allí, al pie de los Andes, además de cultivar los viñedos, la Bodega O Fournier ofrece "el mejor restaurante de bodega", una cava a 14 metros de profundidad decorada por obras de los artistas más importantes de Argentina.

En breve, también dispondrá de un hotel de cinco estrellas para alojar a los inversores que compran de una a tres hectáreas del predio. Y es que una de las características del proyecto es que permite a cualquiera hacerse con la propiedad de una parte del terreno para elaborar su propio vino.

Todo este sueño se hizo realidad en esta zona de producción vitivinícola, la más importante de Argentina, con la obsesión del empresario español por el mejor vino del mundo.

"Vi esta maravilla, decidí abandonarlo todo y dedicarme a esto. No había nada ni nadie, construimos nuestro terreno, las casas, el restaurante y ahora construiremos el hotel. Es un sueño hecho realidad tras 15 años de esfuerzo", enfatizó el emprendedor.

La entrevista con Xinhua tiene lugar en el Valle de Uco, a 120 kilómetros de la ciudad de Mendoza, capital de la provincia del mismo nombre, a una altura de 1.100 metros sobre el nivel del mar, con vistas a los viñedos y los picos nevados de una zona que se caracteriza por su clima seco.

"Fuimos la primera bodega del mundo en unir la pasión por el vino de personas que quieren desarrollar su propio vino. Hasta esto, un empresario podía comprar una bodega, un viñedo con una inversión millonaria. Aquí puede comprar de una a tres hectáreas, hace su propio vino, con su propia etiqueta y marca, y nosotros lo gestionamos", explicó el empresario.

Ortega Gil Fournier mencionó el caso de "un inversor chino, que ha llamado a su producto Omei Uco. Omei es el nombre de la montaña de la provincia china donde nació, y ya le hemos enviado dos cosechas a Perú, que es donde está radicado. Con entre 180.000 y 600.000 dólares, una persona puede ser propietaria", destacó.

"Nuestra conexión con China viene hace tiempo, más de ocho años, por mi curiosidad y la potencialidad de China. Damos clases de chino en la escuela que tenemos aquí (para hijos de empleados). El siglo XXI es en parte propiedad de China, y queremos estar a la avanzada de empresas y de gente respeto a China y su mercado", enfatizó Ortega Gil Fournier.

A nivel personal, contó que sus hijos tienen clases de chino tres veces a la semana, y están encantados. "Días atrás me cantaron el feliz cumpleaños en chino. Tienen 4, 8 y 9 años, es una edad joven en la que lo estudian con ilusión, ya me han obligado a que el año que viene los lleve de vacaciones a China, así que ya estamos preparando ese viaje", comentó Ortega.

La charla prosiguió en la cava del establecimiento, donde el empresario dijo que su bodega ha exportado varios contenedores del producto al país asiático, en un marco de promoción.

"La variedad 'torrontés' ha sido un éxito" entre los consumidores chinos, relató este ciudadano español que ha invertido no solo en Argentina, sino también en Chile y Estados Unidos.

Según datos de la Wine Economics Research Centre de la Universidad de Adelaide, Australia, el consumo de vino en China aumentaría entre un 40 y el 60 por ciento entre 2011 y 2018. En ese marco, el vino argentino ocupa solamente el 1,01 por ciento del volumen total de importaciones chinas, aunque en los últimos cinco años las importaciones crecieron al menos el 400 por ciento.

Desde hace cinco años, Ortega Gil Fournier viaja a China cinco veces anualmente, no solamente para conocer el mercado, sino también atraído por la cultura del país. Su reciente visita a una bodega de alta gama en Shangri-La, en la provincia suroccidental de Yunnan, le inspiró un proyecto similar que combina la cultura de vino con el turismo.

"China es el quinto, sexto productor mundial de vino, el mayor consumidor de vino de alta gama del mundo y estamos buscando nuestro pequeño hueco, a partir de viajes, y de convencer al mercado chino, al consumidor chino, que no solo es Francia lo interesante, sino también Argentina puede hacer vinos de altísima calidad", explicó.

El empresario mencionó que cuenta en China con un importador, un empresario chino que vive entre Buenos Aires y China y les ayuda a promover el producto.

Por su parte, Ramiro Balliro, enólogo de la Bodega O Fournier, habló con Xinhua en el mirador donde se construirá en breve el hotel de la bodega. Tendrá 42 habitaciones cinco estrellas y spa, resaltó.

"Es parte del proyecto, que además vende pequeñas parcelas de viñas a quienes sienten interés o pasión por el vino. La idea es tratar de conjugar el arte de hacer vinos con la gastronomía y esta actividad nueva, que es el turismo", observó Balliro.

El experto enfatizó que el mercado chino es sumamente atractivo. "Su cultura, que nos atrae mucho, su mercado. Bajar las barreras, como no necesitar visas, va a hacer que este lugar sea atractivo; es un desierto a 1.100 metros de altura, al pie de la cordillera de los Andes, un oasis", remarcó.

Por esa razón, Balliro invitó a los turistas chinos a visitar el lugar, diciendo que "habla por sí solo, es un lugar majestuoso, mágico, que inspira paz", para luego dar paso a una recorrida por los tanques de roble francés de la bodega, de 15.000 litros de capacidad cada uno.

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