La presidenta brasileña Dilma Rousseff inauguró este martes en Brasilia la V Conferencia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, con el objetivo de discutir los desafíos del sector y hacer un balance de las políticas sociales.
En el discurso de apertura, Rousseff subrayó que las políticas públicas que permitieron a Brasil salir del mapa del hambre en el mundo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
"Es la primera conferencia nacional de seguridad alimentaria con Brasil fuera del mapa del hambre. Hay mucho por hacer. Por eso, ningún paso atrás va a ser dado en esa trayectoria. VamoS a ampliar nuestra agenda", subrayó.
Rousseff ratificó que, a pesar del ajuste de las cuentas públicas, el gobierno no cortará recursos financieros para el programa Bolsa Familia, que distribuye una renta mínima beneficiando a más de 13 millones de hogares.
"No vamos a renunciar a las políticas que están cambiando a Brasil. El (programa) Bolsa Familia continuará siendo pagado puntualmente y, les garantizo, no será reducido", señaló.
Con el lema "Comida de verdad en el campo y la ciudad: por los derechos y la soberanía alimentaria", el encuentro reúne a unas 2.000 personas en Brasilia, entre funcionarios, especialistas y representantes de la sociedad civil.
La mandataria resaltó que el gobierno amplía el apoyo a la agricultura familiar, que cuenta este año con un financiamiento 20 por ciento mayor que el año pasado, y su confianza en los productos de la biodiversidad brasileña y el conocimiento de los pueblos tradicionales.
"Queremos hábitos alimentarios saludables para todas las brasileñas y los brasileños. Por eso estoy lanzando el Plan Nacional de Alimentación Saludable", anunció Rousseff.
Según la ministra brasileña de Desarrollo Social y Combate al Hambre (MDS), Tereza Campello, la conferencia es una oportunidad para es país se prepare para un salto aún mayor en la agenda de seguridad alimentaria y nutricional.
"Brasil ha avanzado mucho, pero aún queda mucho por hacer. No podemos descansar mientras haya un brasileño en situación de inseguridad alimentaria. Tenemos que seguir adelante y ampliar el acceso a una alimentación saludable y también avanzar en el desarrollo de políticas para los grupos con características muy específicas, como los indígenas", apuntó.
Una de las prioridades del gobierno federal es mejorar la calidad de los alimentos, a través de la promoción del acceso a alimentos saludables y diversos, con respeto a la cultura alimentaria local.
La lucha contra el sobrepeso y la obesidad (como resultado de la mala alimentación) también está en la agenda de los próximos años.
El gobierno brasileño promueve la reducción en el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados, con el fin de alcanzar la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el consumo de frutas y verduras.
La intención es priorizar el consumo de alimentos frescos y mínimamente procesados, como el tradicional arroz y frijoles que es la base de la mesa de los brasileños.
Datos del ministerio de Salud referentes a 2014 muestran que el 52,5 por ciento de la población adulta en los centros urbanos tiene sobrepeso y el 17,9 por ciento son obesos.
"El problema de la seguridad alimentaria ya no es la desnutrición crónica y ahora enfrentamos el problema de la obesidad y los problemas de salud derivados. En los niños y en los adultos", resaltó Campello.
Durante la conferencia, el MDS propondrá un pacto integral que incluya a gobiernos, escuelas, servicios de salud, al sector privado y a los medios de comunicación para avanzar en la seguridad alimentaria de los brasileños.