Organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos sudaneses realizaron hoy una protesta pacífica ante la embajada de Estados Unidos en Jartum para protestar por los 18 años de sanciones estadounidenses contra su país, y entregaron un memorándum en el que demandaron a la administración estadounidense que levante de inmediato esas sanciones.
Un representante de las organizaciones leyó un memorándum que fue entregado a los funcionarios de la embajada.
"Las sanciones económicas estadounidenses contra Sudán han entrado en su año número 18. Esto tiene un gran impacto en los intereses de los sudaneses", dice el memorándum.
"La administración estadounidense sostiene que está castigando al gobierno a través de sanciones económicas aunque está consciente de que estas sanciones no tocan al gobierno ni lo derrocan. El impacto directo es sobre los sudaneses, quienes están pagando un caro precio por estas sanciones injustas", dice el memorándum.
El memorándum hizo referencia al impacto negativo de las sanciones en diversos sectores vitales en Sudán, incluido el transporte (terrestre, marítimo y aéreo), la agricultura, el sector industrial, además del sector terciario, al que pertenecen la educación, salud, medio ambiente y colapso de infraestructura.
"Ésta es una iniciativa popular que básicamente está destinada a informar del impacto de las sanciones estadounidenses en Sudán y al mismo tiempo demandar que las autoridades estadounidenses levanten estas sanciones", dijo Shama Ahmed Al-Sayed del Foro de Organizaciones Sudanesas a Xinhua.
"Los sudaneses han empezado a sentir el impacto negativo de estas sanciones porque están afectando directamente a la gente y no al gobierno. Queremos enviar un mensaje a Washington de que tiene que poner fin a este castigo colectivo impuesto a los sudaneses", agregó la activista.
Las relaciones sudanés-estadounidenses se han caracterizado por la tensión desde 1997, cuando Estados Unidos impuso sanciones al país africano, al que también incluyó en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Desde entonces, Washington ha estado renovando sus sanciones contra Sudán debido a que continúa la guerra en las regiones de Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur, además de un número de problemas con Sudán del Sur, incluida el área disputada de Abyei abundante en petróleo.
En febrero pasado, la Oficina del Control de Activos Extranjeros del Departamento de Estado estadounidense anunció que había decidido reducir las sanciones contra Sudán al permitir las exportaciones de equipo y software de comunicación personal, incluidos teléfonos inteligentes y computadoras portátiles.
La acción, dijo la oficina, tiene el objetivo de integrar a los sudaneses a la comunidad digital mundial.
En octubre pasado, Estados Unidos también expresó su disposición a cooperar con Sudán en el área de lucha contra el terrorismo y trabajar para prevenir el flujo de grupos terroristas y de combatientes extranjeros a Sudán y a las áreas de conflicto.
De acuerdo con informes económicos, Sudán pierde a causa de las sanciones más de 4.000 millones de dólares al año, además, las industrias importantes del país están paralizadas.
A esto se agrega que desde la secesión de Sudán del Sur en 2011, Sudán ha sufrido una grave crisis económica, que ha afectado enormemente a la economía sudanesa porque el país perdió cerca de 70 por ciento de sus ingresos petrolíferos.
La separación también afectó los ingresos del presupuesto estatal, que cayeron a cerca de 50 por ciento.
En septiembre de 2013, el gobierno sudanés adoptó un paquete de medidas económicas para reactivar la economía, incluido un incremento en los precios de los combustibles, lo que generó amplias protestas en todo el país.