BEIJING, 4 abr (Xinhua) -- Aunque pocos chinos saben que enterrar a sus animales de compañía en sus patios traseros puede ser ilegal, gracias a la bonanza de los servicios funerarios para mascotas, un número creciente de dueños de animales domésticos han empezado a cumplir la ley, sea de manera consciente o no.
Por la festividad de Qingming, o Día de Limpieza de Tumbas, que este año ha caído en lunes, Zhou Shan, programadora residente en Beijing, no solo rindió homenaje a sus familiares, sino que también visitó un árbol especial, donde descansan las cenizas de su querida perra de raza samoyedo.
"Emily se convirtió en mi 'hermanita' más querida cuando yo tenía 12 años. Habíamos pasado juntas once años felices. Ya sé que no puedo pagarle un funeral por todo lo alto, pero como mínimo se merecía un entierro decente", dice Zhou.
El proveedor de servicios funerarios para animales de compañía Paraíso de Mascotas Baifu, ubicado en el área suburbana de la capital china, se encargó de Emily. La empresa posee un bosque de más de 100 mu (unas 6,7 hectáreas), donde los dueños pueden designar un árbol como lugar de sepelio de sus difuntas mascotas, por un precio que va de los 2.000 a los 5.000 yuanes (de 300 a 750 dólares).
"Desde que comencemos a ofrecer este servicio en 2005 se han solicitado más de 4.000 árboles", dice el fundador del negocio, Chen Shaochun. "También hemos incinerado unas 20.000 mascotas".
Según estadísticas procedentes de Dog Fans, una popular revista canina, en los hogares chinos viven cerca de 4,25 millones de perros y dos millones de gatos, cifras que crecen a un ritmo anual del 30 por ciento.
Un estudio calculó en 2014 que más de diez millones de perros viven con humanos en toda China y que el número total de animales de compañía excede los cien millones, incluyendo gatos, aves y otras especies.
La ley china sobre prevención de epidemias animales exige eliminar de forma segura los cadáveres de las mascotas, sobre todo las muertas por enfermedades o causas desconocidas. El gobierno municipal de Beijing también estableció en 2014 una prohibición contra la eliminación indiscriminada de mascotas.
Los restos de los animales muertos pueden propagar enfermedades bacterianas, víricas o parasítica si no son tratados adecuadamente, indica Zhou Guilan, veterinaria mayor del Centro de Prevención y Control de Enfermedades Animales de Beijing.
Por otra parte, "Otro Lado", una de las firmas dedicadas a la incineración de animales domésticos que han ido brotando por las principales ciudades chinas, ha experimentado en los últimos años una demanda creciente. Los precios oscilan entre unos cientos de yuanes hasta más de mil, dependiendo del peso del animal.
El cremador Wang Xilong dice que además de perros y gatos también ha incinerado conejos, loros, chinchillas y tortugas.
"(La incineración) no es barata, pero cada vez más dueños de animales, ricos o no, han optado por pagar el servicio", dijo.
Ding Mingxing, director del departamento de medicina veterinaria de la Universidad Agrícola de Huazhong, en el centro del país, dice que el número creciente de "pacientes animales" que acude al hospital veterinario dependiente de la Universidad evidencia que a las familias chinas les importan cada vez más sus mascotas.
"Normalmente se reciben entre 20 y 30 casos al día, algunos de ellos con males menores como la caída del pelo o picores", dice Ding, que llama la atención sobre el aumento de dueños "sobreprotectores".
Dado el aumento en China de las parejas denominadas DINK (acrónimo inglés con el que se denomina a las parejas sin hijos en las que los dos miembros trabajan), los ancianos con "síndrome del nido vacío" y los solteros, la población de animales de compañía también está al alza, concluye Xia Xueluan, profesor de sociología de la Universidad de Pekin.
"Se deben destinar más fondos públicos a la construcción de crematorios y a los servicios funerarios para animales de compañía. Es parte de lo que conlleva una sociedad compasiva", opina Xia.