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Terremoto en Ecuador era esperable, dice sismólogo chileno

Actualizado a las 16/05/2016 - 15:25
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El terremoto del pasado 16 de abril en Ecuador era un evento esperable según las evidencias científicas que se manejan en la actualidad, indicó hoy el director del Centro Sismológico Nacional de Chile, Sergio Barrientos.

La costa occidental de Sudamérica coincide con la zona de subducción de la placa de Nazca bajo la placa sudamericana, lo que genera un área susceptible de sismos de gran magnitud como el ocurrido en Ecuador hace casi un mes.

El conocimiento científico de lo ocurrido en la historia reciente en el continente ha hecho que los científicos no recibiesen con asombro el seísmo de Ecuador.

"Sabemos que se produjo en la zona de contacto entre la placa de Nazca y la sudamericana. La magnitud y la longitud de ruptura varía y en el caso de Ecuador un terremoto de 8 grados era esperable", dijo Barrientos en una entrevista con Xinhua.

Además, continuó, "sabemos la velocidad de la tasa de convergencia de la placa de Nazca bajo la sudamericana, que es del orden de los 7 centímetros por año, así es que cada cien años se mueve siete metros y siete metros corresponden a un sismo de magnitud de ocho o sobre ocho en algún lugar de la convergencia de las placas, como en el caso de Ecuador".

Unas 660 personas murieron del terremoto de 7,8 grados, que se registró hace justo un mes en la provincia de Manabí, en el noroeste de Ecuador.

La cifra de muertos lo convirtió en el más mortal de Sudamérica desde el ocurrido en Colombia en 1999, en el que fallecieron unas 1.000 personas.

De acuerdo con el sismólogo chileno, estos indicios son lo más cerca que podemos estar por ahora de predecir sismos, es decir, identificar zonas susceptibles de movimientos telúricos relevantes.

"En 1975 hubo una predicción exitosa. Una zona en (la ciudad china de) Haicheng empezó a ser sacudida con sismos precursores y hubo una serie de alteraciones que luego iban a ser de ruptura. La zona fue evacuada y cuando llegó el sismo se lograron salvar muchas vidas", precisó.

Sin embargo, continuó, "en 1976, en (el condado chino de) Tanchang ocurrió un sismo sin que hubiera ninguno de estos fenómenos precursores".

Según puntualizó, en algunos casos se puede actuar al detectar una zona donde parece probable la ocurrencia de un gran sismo, mientras que en otros se trata más bien de estar siempre conscientes de la posibilidad de que se registre uno.

"Al parecer existen sismos en los cuales se presentan estos factores premonitorios y otros no. En abril de 2014 en Chile ocurrieron una seguidilla de temblores que precedieron al gran terremoto", recordó.

Afirmó que no sabe "si se podrá algún día predecir, no la hora, pero quizás en estos casos se podría advertir el área donde ocurrirá y una estimación del tamaño del sismo. Esto uno podría comenzar a decirlo con la brecha sísmica, de lo cual ya tenemos conocimiento".

Respecto a la experiencia chilena, que pese a presentar al menos tres seísmos sobre los 8 grados Richter tuvo una baja mortalidad en relación a terremotos similares en otros países, el científico resalta que fueron años de aprendizaje.

"Es cierto, resulta llamativo si uno lo compara con experiencias en otro lugares en el mundo, pero la misma periodicidad de los eventos sísmicos nos ha llevado a afrontarlos de una manera constructiva", indicó.

Para el experto, los terremotos en Chile "han generado un cambio, lo que se traduce en un estricto código de reconstrucción. Con cada terremoto ha cambiado la manera que adopta el código de construcción, cómo se diseña y construye, y la población está más educada. Todo esto genera mayor resiliencia".

Barrientos, quien dirige a una docena de científicos en el centro, integrado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, cree que "la educación, mediante simulacros por ejemplo, más un conocimiento muy acabado de la amenaza, tomar medidas preventivas, códigos de construcción y determinar los lugares del territorio amenazados ayudan a una sociedad resiliente".

Sobre Ecuador, dice que aún resta mucho por aprender, aunque subrayó que el conocimiento científico se comparte.

"Estamos en permanente contacto con colegas de Ecuador, Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Colombia. Compartimos datos al instante sin restricción; los países de la zona costera de Sudamérica compartimos una historia común, sería impensable si fuera de otra forma", concluyó el sismólogo chileno.

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