Muchos economistas fuera de China no parecen haberle prestado atención suficiente a las estadísticas de empleo del país asiático, claves para entender la elaboración de sus políticas económicas y su resiliencia.
La prensa y economistas extranjeros han prestado recientemente particular atención a los índices de gestores de compras (PMI) para ver si los diferentes sectores de la economía se han expandido. Cualquier indicación de que el PMI aunque sea en un solo sector de la economía ha caído suele leerse como una señal de que toda la economía china enfrenta una presión de desaceleración.
Sin embargo, tal valoración no refleja el panorama general. La economía china ha mantenido hasta el momento su resiliencia pese a los diversos riesgos. La tasa de crecimiento total no ha salido del rango previsto, establecido entre el 6,5 y el 7 por ciento para este año.
Los datos de empleo son una herramienta igualmente importante, si no más, para mirar en la bola de cristal. Los máximos legisladores económicos han concedido la mayor importancia al mercado de trabajo, indicando que el empleo apuntala la estabilidad social, la riqueza, el consumo, y así la resiliencia económica.
"El tema del empleo no puede ser subestimado", afirmó recientemente el primer ministro chino, Li Keqiang. "La meta fundamental de nuestros esfuerzos para mantener la estabilidad del crecimiento económico es garantizar que la gente tenga trabajo", subrayó.
El crecimiento de China se ha ralentizado durante estos años desde un crecimiento pasado extremadamente rápido y los legisladores han dicho que este podría tener una prolongada forma de "L", pero no quiere decir que los economistas deban ser pesimistas sobre el crecimiento económico. La tasa de crecimiento actual de China, en línea con el rango previsto, es aún una de las más rápidas del mundo.
Más importante, el empleo permanece estable pese al crecimiento económico más lento, apuntalando la resiliencia económica. China incrementó 13,12 millones de empleos urbanos el año pasado, mucho mejor de lo esperado, y la tasa registrada de desempleo urbano siguió siendo bastante baja con un 4,05 por ciento al final del año.
China espera una cifra récord de 7,65 millones de graduados en el mercado laboral este año. Junto a los alumnos de las escuelas vocacionales, el número de personas que busca trabajo por primera vez superará los 12 millones.
Es un desafío pero no uno insuperable. Las estadísticas muestran que China sumó 3,18 millones de nuevos empleos urbanos en el primer trimestre de 2016, y la tasa de desempleo se mantuvo baja en el 4,04 por ciento. Hubo 107 vacantes por cada 100 personas que buscaban trabajo, indicando un mercado laboral bastante ajustado.
El ligeramente ajustado mercado laboral, explicó Li Zhong, portavoz del Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social, se atribuye al estable crecimiento económico, el continuo progreso en la reforma e innovación, y las políticas de apoyo al empresariado y la creación de empleo.
La no tan desafiante situación del empleo se debe también en parte al cambio demográfico, pues el número de niños por familia se ha reducido.
El cambio en el mercado laboral también es reflejo de la transición económica de China de un modelo impulsado por las exportaciones y la inversión a uno promovido por el consumo nacional y los servicios. El sector servicios se cree es más eficiente en la creación de puestos de trabajo mejor remunerados para la creciente fuerza laboral bien formada de China.
China se beneficia grandemente del estable mercado laboral. China tiene ahora la capacidad para soportar un crecimiento económico más lento que en el pasado.
Este es favorable para la implementación de reformas dirigidas a reducir la redundante capacidad en sectores como el acero y el carbón, lo que ayudará a mejorar la eficiencia y el potencial de la economía china a largo plazo.