China es un socio clave para que Argentina incorpore conocimiento tecnológico a la agroindustria, sector que busca mayor presencia en las exportaciones del país con agregado de valor.
Xinhua visitó la planta de Renova, en la localidad de Timbúes, provincia de Santa Fe, kilómetros al norte de la ciudad de Rosario, una sociedad mixta entre las empresas Vicentin y Oleaginosa Moreno que cuenta con una capacidad de producción de 20.000 toneladas de soja diarias, explicó su gerente, Rubén Silva.
"La planta de Renova es la más grande de la Argentina (ocupa un espacio de 200 hectáreas) y una de las más grandes del mundo. El proceso es relativamente simple, pero de muy alta tecnología", sostuvo el directivo.
La puesta en marcha de la planta, que da trabajo directo a 360 personas, tuvo lugar en 2013, de manera que "es muy nueva, tiene tan sólo tres años de producción", observó Silva.
En la planta "se obtienen harina de soja, de alta proteína, usada para alimentación animal, cáscara de soja, que se pelletiza para ser enviada al mundo de forma más eficiente, también para alimentación animal, lecitina de soja, para alimentación animal, y aceite crudo de soja, para alimentación humana luego de ser refinado", detalló.
El complejo tiene capacidad para almacenar 300.000 toneladas de soja, 190.000 toneladas de productos sólidos (harina y cáscara), 60.000 toneladas de aceite y 10.000 toneladas de lecitina.
La planta "se diseñó como una fábrica de alta eficiencia. Este negocio agrega tecnología año a año, por ejemplo en control, en sistemas de distribución, tecnología de software y máquinas nuevas", precisó el gerente, quien resaltó las posibilidades de cooperación con China, segundo socio comercial del país sudamericano y principal destino de las ventas agroindustriales argentinas.
"La eficiencia energética es relevante, el compromiso ambiental también es relevante. Es una industria en la cual la eficiencia y el agregado de tecnología es creciente, sin dudas", subrayó.
"Argentina tiene una larga relación comercial con China, particularmente en el entorno de la soja. Las áreas obvias de cooperación son el conocimiento tecnológico. China es un muy buen productor de equipamiento, y produce y tiene una industria metal-mecánica muy fuerte, basada en altos volúmenes", explicó.
Además, destacó la "interacción en cuanto a la posibilidad de utilización de productos y máquinas de fabricación china" en la industria argentina, para dotar de valor a la producción en el país sudamericano.
"Hay oportunidades de intercambio, en este negocio como en otros, porque son economías complementarias", enfatizó.
Silva recordó que "Argentina tiene una producción de granos de 100 millones de toneladas, de los cuales 60 millones son de soja. Esta planta procesa 6 millones de toneladas por año, el 10 por ciento de la cosecha de Argentina".
En ese contexto, se refirió al agregado de valor a las materias primas.
"Es la base para el desarrollo de una agroindustria, que se viene desarrollando desde hace ya unos cuantos años con una primera etapa de producción de materia prima. Ahora hay una segunda etapa de agregado de valor, que es tomar los productos y agregarles valor, por ejemplo, en todo lo relacionado con las posibilidades que da el procesamiento del aceite", dijo.
En ese sentido, mencionó que "el aceite de soja además de ser destinado al consumo humano, puede ser destinado a la producción de combustibles" o la "obtención incluso de vitamina E de forma natural".
"Son procesos más refinados, mucho más relacionados con la química, lo que requiere más tecnología y de mayores niveles de control. Argentina está en ese camino. Atado a esto, crecen las industrias paralelas, por ejemplo la metalúrgica, que provee equipos de destilación y de procesamiento", afirmó.
Argentina es el tercer exportador mundial de porotos de soja, el primer exportador mundial de harina de soja, el primer exportador mundial de aceite de soja y el segundo exportador mundial de biodiésel en base al aceite de soja.
China y Argentina, ambos importantes mercados emergentes, deben impulsar los intercambios y la cooperación, compartir las oportunidades de desarrollo y trabajar juntos para enfrentar sus desafíos comunes.
Argentina, un productor tradicional de productos agrarios primarios y país exportador, mantiene relaciones diplomáticas desde 1972 con China, su segundo mayor socio comercial, al que aspira a exportar más productos de alta tecnología y con valor agregado, dado que busca optimizar su estructura económica.
Beijing ayuda a Buenos Aires en industrias estratégicas como el ferrocarril, la ingeniería hidráulica y la energía nuclear, mientras que el país latinoamericano, que cuenta con una avanzada tecnología en los sectores relacionados con la agricultura, ayuda a China a mejorar su seguridad alimentaria.