Sólo un puñado de gobiernos han emitido pautas para fomentar dietas saludables que puedan ayudar a abordar dos de los desafíos más urgentes de la actualidad: asegurar una buena alimentación para todos y proteger el medio ambiente, se indicó en un nuevo estudio de la ONU publicado hoy.
El informe, llamado "Los Platos, las Pirámides y el Planeta", fue realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en colaboración con la Red de Investigación sobre el Clima y la Alimentación (FCRN) de la Universidad de Oxford.
El informe concluye que una dieta basada en plantas tiene ventajas para la salud y el medio ambiente.
Sin embargo, sólo cuatro países, Brasil, Alemania, Suecia y Qatar, promueven dietas y sistemas alimentarios que no sólo son saludables, sino sostenibles, señala el estudio en un boletín de prensa.
Holanda y Reino Unido han seguido el ejemplo.
"Un número cada vez mayor de personas comprenden actualmente que las dietas ricas en granos enteros, legumbres, frutas y vegetales, con un consumo reducido de carne y cantidades más pequeñas de alimentos con alto contenido de grasa y de azúcar, son buenas para nuestro cuerpo", dijo el principal autor del estudio del FCRN, Carlos Gonzales-Fischer.
Gonzales-Fischer dijo que existen amplias evidencias que demuestran que tales dietas tienen un impacto ambiental mucho menor que los patrones de alimentación poco saludables y no sostenibles cada vez más frecuentes en la actualidad.
"Así que al comer bien para nuestra salud personal también estaremos haciendo lo correcto en relación con el planeta. Básicamente todos saldrán ganando", dijo.
Anna Lartey, directora de la división de Nutrición y Sistemas Alimentarios de la FAO, dijo que el Objetivo de Desarrollo Sostenible Dos establece un vínculo claro entre la necesidad de una alimentación saludable y una agricultura sostenible. "Ya es momento de que las pautas dietéticas reflejen esta relación", dijo.
Más de 80 gobiernos emiten recomendaciones sobre la dieta y el número va en aumento. Pero la mayoría de los gobiernos aún no lo han hecho y esta brecha es particularmente evidente en los países de bajos ingresos. Sólo cinco países africanos tienen estas pautas.
Y la mayoría de las pautas existentes siguen sin considerar el impacto ambiental en las decisiones alimentarias.
Suecia está suministrando recomendaciones detalladas sobre los alimentos basados en plantas que deben preferirse y recomienda, por ejemplo, tubérculos sobre las hojas verdes para ensaladas.
Las pautas de Brasil se destacan por subrayar los aspectos social y económico de la sostenibilidad, por recomendar a la gente tener cuidado con la publicidad, por ejemplo, para evitar los alimentos ultraprocesados que no sólo son malos para la salud, sino que se considera que socavan las culturas alimentarias tradicionales.
El estudio señala que para tener un efecto real sobre el consumo de alimentos, las pautas deben tener vínculos claros con las políticas alimentarias de hecho implementadas como los estándares de las comidas en escuelas y hospitales y las reglas de publicidad y de la industria.
La sugerencia general del estudio es que los países que ya tienen pautas alimentarias deben empezar a considerar un proceso para incorporar a ellas la sostenibilidad. Los países que no tengan pautas se encuentran en una posición única para desarrollar pautas integradas desde un principio.