El virtual candidato presidencial republicano Donald Trump se declaró enérgicamente en contra del terrorismo luego del reciente ataque terrorista en Florida, pero muchos expertos dudan que esto le ayude a conseguir la Casa Blanca.
En uno de los peores ataques terroristas ocurridos en Estados Unidos, un hombre armado que juró lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (EI) abatió 49 personas e hirió otras 53 el 12 de junio en un club nocturno de la comunidad LGBT en Orlando, Florida.
Esta fue la agresión más letal en la historia de Estados Unidos desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
En respuesta, Trump se ha mostrado como un firme opositor del terrorismo en un momento en el que los estadounidenses buscan un líder fuerte y con buen juicio para mantener a salvo el país.
Pero al mismo tiempo, Trump está pidiendo detener la inmigración de las personas procedentes de los países vinculados con el terrorismo, una declaración controvertida en un país que se forjó a base de la inmigración.
Aunque Trump generó un entusiasmo entre las bases del Partido Republicano que no se había visto en décadas, sus indíces de desaprobación están por las nubes.
En otras palabras, muchas personas sienten una gran antipatía por el magnate debido a las que consideran declaraciones atroces y una forma de hablar no presidencial.
"En sus comentarios sobre el terrorismo, ha ido demasiado lejos al volver a plantear la idea de prohibir a los musulmanes. Esto refuerza su extremismo político", dijo Darrell West, vicepresidente y director de estudios de gobernanza del Brookings Institution.
La primera reacción de Trump tras el ataque fue mostrarse severo contra el terrorismo y como un líder capaz de combatir el islamismo radical. Pero en el mismo discurso volvió a causar controversia por pedir la prohibición de la inmigración de personas procedentes de países vinculados con el Islam radical.
Aunque su postura fue acogida por sus simpatizantes, los electores independientes parecen desmotivados por una política que muchos consideran que afecta injustamente a quienes no tienen nada que ver con el terrorismo.
Tales declaraciones de Trump no le ayudarán a reducir su índice de desaprobación de 70 por ciento, el más alto en los últimos años para un candidato republicano.
Algunos expertos afirman que tal medida aislará a la comunidad musulmana del país, que en su mayoría es moderada, exitosa y ajena a la política, y quizá genere más simpatía por las ideas radicales.
Julian Zelizer, profesor de Historia y Asuntos Públicos de la Universidad de Princeton, dijo a Xinhua que Trump no superará sus altos índices de desaprobación con su postura severa contra el terrorismo.
"Hasta ahora su respuesta sólo ha socavado su apoyo. En lugar de ser un momento para mostrar por qué sería un buen líder, ha planteado más dudas sobre cómo actuará como comandante en jefe", dijo Zelizer.
Además, muchos estadounidenses consideran que el tiroteo no se debió al extremismo islámico sino al control de armas. Aunque el agresor, Omar Mateen, juró fidelidad al EI, la aspirante a la candidatura demócrata Hillary Clinton ha enfatizado la necesidad de leyes de control de armas más estrictas.
Ahora, están surgiendo dos narrativas en competencia: los que dicen que las leyes de control de armas relajadas son las culpables y otros que culpan a la influencia de la ideología islamista extremista propagada a través de Internet.
Aunque se desconoce si Mateen, quien fue abatido por la policía durante el ataque, tuvo contacto directo con el EI, existe evidencia de que el asesino estuvo influido por propaganda islamista en línea.
Mateen había estado en una lista de alerta terrorista de la Oficina Federal de Investigación (FBI), pero aún así pudo adquirir armas de fuego.