Wang Hua dibuja una de sus obras. (Foto/Cyol.com)
Beijing,27/06/2016 (El Pueblo en Línea) -Cuando el Museo Beijing Times le ofreció 150.000 yuanes por una de sus pinturas, su primera reacción fue rechazar la oferta. Wang Hua era camarera en la cafetería de la Academia Central de Bellas Artes y vivía en un sótano de menos de 10 metros cuadrados. Dibujar es lo único que le hace feliz.
Pero Wang Hua ya tenía 34 años. Se fue de su ciudad natal a los 15 años. Para tener más tiempo para dibujar, sólo trabajaba tres turnos como camarera y recibía 1.000 yuanes por ello. Cuando sus padres la visitaron en Beijing, llevaba dos meses sin pagar el alquiler. Para consolar a sus padres, Wang vendió su dibujo al Museo Beijing Times.
Al mirar los dibujos de Wang Hua, uno nunca pensaría que sólo estudió la educación primaria. Sus dibujos miden generalmente más de 10 metros de largo. Innumerables líneas combinan patrones gráficos misteriosos. No hay punto de partida, ni punto final.
Wang recordó que en el verano del año 2004, un transeúnte le dijo que parecía artista. El piropo la animó a comenzar su viaje hacia el mundo del dibujo. Sin experiencia previa ni objetivo comercial, Wang Hua dice todo lo que le apetecía era dibujar. Cuando empezó a dibujar, estaba completamente inmerso en su propio mundo y no notaba lo que sucedía a su alrededor. Wang no necesita dibujar primero un boceto. Dice que tiene tanto que expresar en los dibujos que nunca antes lo que va a plasmar en el papel.
Wang Hua es una artista residente en una famosa librería en Beijing. Puede dibujar todo lo que quiere., pero sigue siendo la artista idealista que rechaza todas las ofertas comerciales.
Uno de los dibujos de Wang Hua.