Quince años después del 11-S, EEUU debe rectificar su política antiterrorista

Actualizado a las 12/09/2016 - 15:30

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A pesar de que han transcurrido 15 años desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, los más mortíferos en la historia del país, la tristeza y el daño provocados por el terrorismo a la superpotencia no se han atenuado.

Con la nueva y rampante amenaza terrorista, cada vez más personas perspicaces han reflexionado sobre por qué la lucha contra este enemigo común de la humanidad causa más terrorismo y han señalado que EEUU debe rectificar sus políticas sobre este asunto, e incluso sus políticas diplomáticas.

En primer lugar, la guerra nunca ha sido una solución para erradicar el terrorismo, sino que, al contrario, puede conducir a la creación de un caldo de cultivo para este fenómeno.

Tras los ataques del 11-S, enarbolando el estandarte del antiterrorismo y bajo el pretexto de eliminar la capacidad de producir armas de destrucción masiva de países a los que consideraba patrocinadores del terrorismo, EEUU invadió Irak en 2003 y derrocó el régimen de Sadam Husein.

Detrás, dejó violencia, insurgencia y luchas sectarias que fomentaron grupos terroristas como el Estado Islámico (EI).

Algo similar ha sucedido en Libia, Siria y otras regiones, donde las acciones militares lideradas por EEUU se han inmiscuido en asuntos internos con el pretexto de defender la democracia, pero que en realidad sólo pretenden satisfacer los intereses de Washington.

En segundo lugar, "la lucha contra el terrorismo" encabezada por EEUU ha provocado más terrorismo, y sus aliados europeos han tenido que soportar el impacto de sus tropiezos.

El estancamiento en Oriente Medio y el norte de Africa no sólo ha resultado en la crisis de refugiados y humanitaria más grave en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, sino que también ha desencadenado ataques terroristas frecuentes y mortales contra el otrora pacífico territorio europeo.

De Alemania a Francia, y de Bélgica a Reino Unido, todos han sufrido la pesadilla terrorista, con Francia como objetivo principal, y con centenares de muertos en atentados terroristas en los últimos dos años.

En tercer lugar, la comunidad internacional debe abordar unida los síntomas y causas fundamentales del terrorismo.

Con la emergencia de un nuevo tipo de terrorismo que se caracteriza por la globalización, la localización, la fragmentación y el uso de Internet, los países deben actualizar y profundizar su cooperación, mientras EEUU tiene que abandonar su "mentalidad de Guerra Fría" y su política antiterrorista de doble rasero, y buscar la cooperación multilateral.

Luchar contra el terrorismo en su origen, eliminando raíces como el conflicto o la pobreza, mejorar la integración social y promover el diálogo entre civilizaciones es la estrategia integral que podría adoptarse.

Finalmente, la lucha antiterrorista interesa a todos los países, incluidos China y Estados Unidos. Hasta ahora, la cooperación antiterrorista entre ambos ha producido resultados positivos con el establecimiento de mecanismos de diálogo de alto nivel y cooperación.

Se espera que esta colaboración aumente después de que Washington volviese a denominar grupo terrorista al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, como resultado de la reciente reunión entre el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidenses, Barack Obama, en el marco de la Cumbre del G20 en la ciudad oriental china de Hangzhou.